Sueños rotos, historias de un retorno forzado

Eileen Truax

LOS ÁNGELES, California, agosto 23 (EL UNIVERSAL).- La garita de San Ysidro es el cruce fronterizo más transitado del mundo: cada año recibe a más de 30 millones de personas que van de México hacia Estados Unidos, y también es el que recibe la mayor cantidad de deportados en el sentido opuesto. Los llevan en autobuses desde un centro de detención y los bajan en la línea, junto a una puerta giratoria de barrotes horizontales de metal. Uno a uno los deportados ingresan en ese tiovivo metálico. Al salir, ya están en territorio mexicano.

Uno de cada cinco de los 1.8 millones de mexicanos deportados en los últimos 10 años, ha regresado a México por esa puerta. Más de 350 mil personas que llegan a un sitio que la mayoría no conoce, en el que no hay un indicio de dónde pasar la noche o dónde encontrar la siguiente comida. Algunos son deportados unas horas o días después de haber cruzado, pero otros han pasado toda su vida en Estados Unidos, han crecido, estudiado, hecho amigos, iniciado una vida profesional y proyectado su futuro ahí, hasta que un día los “regresan” a un lugar que les es desconocido. A estos jóvenes adultos, que llegaron como indocumentados a EU siendo niños, se les conoce como “dreamers”.

Aunque técnicamente los “dreamers” son extranjeros indocumentados en EU, también pueden definirse como jóvenes estadounidenses sin un documento que les reconozca dicha identidad. Una ley presentada en el Congreso de ese país, conocida como DREAM Act, resolvería esta situación si no llevara 14 años estancada sin que se haya logrado su aprobación.

La vida de estos niños transcurre en relativa calma hasta que se gradúan de la preparatoria o cumplen la mayoría de edad. Entonces enfrentan una disyuntiva: pueden hacer una carrera universitaria en EU —pagando elevadas tarifas, sabiendo que no podrán trabajar legalmente, y bajo el permanente riesgo de deportación—, o pueden volver a su país de origen —México, en el caso de más de 70% de los “dreamers”— y tratar de ingresar a la universidad.

Quienes eligen la segunda opción tienen que enfrentarse con una gran burocracia y una sociedad que los rechaza. Pero además del retorno voluntario hay otra situación que padecen: el regreso como producto de una deportación. En ambos casos, la falta del dominio del español, la ausencia de referentes culturales y la inexistencia de mecanismos para facilitar su incorporación a la vida en México se convierten en obstáculos mayores que los que enfrentaron en la nación donde eran indocumentados:vuelven...

Para continuar leyendo

Solicita tu prueba

VLEX utiliza cookies de inicio de sesión para aportarte una mejor experiencia de navegación. Si haces click en 'Aceptar' o continúas navegando por esta web consideramos que aceptas nuestra política de cookies. ACEPTAR