El sueño de Pandur

AutorFrancisco Morales V.

El anhelo de Tomaz Pandur se mira hoy como una consecuencia lógica: para un alquimista confeso, un mago de la escena, montar Cien años de soledad podía ser un sueño distante, improbable, pero jamás imposible.

"Yo creo que para él fue la obra de su vida, reflexiona Lucía Beviá, manager y amiga del director de teatro esloveno, fallecido hace un mes a los 53 años. La española, directora de la productora Iberarte, fue también su cómplice en el más importante de los proyectos que dejó inconclusos.

En la lista de compromisos que había adquirido para 2016, Pandur fechó en septiembre los primeros ensayos de su versión de la novela de Gabriel García Márquez, y la premiere para diciembre en Guadalajara.

Cuando falleció, precipitadamente, por un infarto mientras ensayaba El Rey Lear en un teatro de Macedonia, su arribo a Macondo estaba ya muy avanzado.

La producción, a cargo de la Universidad de Guadalajara, debía ser incuestionable para convencer a los herederos de Gabo de ceder los derechos.

Como al atormentado Fausto que trajo en 2015 al Festival Internacional Cervantino (FIC), la idea de aplicar a Cien años de soledad su proceso alquímico como describía su teatro lo persiguió por muchos años.

Pandur, quien había encarado a Dante, Goethe, Shakespeare y Dostoievsky en una carrera de tres décadas, por fin se sentía listo para medirse con García Márquez, un nuevo clásico más elusivo.

"Tomaz era una persona que estaba a la altura para hacerlo, juzga Igor Lozada, Secretario de Vinculación y Difusión Cultural de la UdG.

Durante una invitación a Guadalajara, Lozada le ofreció carta abierta para producirle un proyecto, y comenzaron los trabajos. "Se dedicó en tiempo y alma un año completo para hacer el planteamiento, a pensar cuáles eran los caminos posibles para tener un proyecto muy sólido a la hora de acercarnos a la familia (de García Márquez) y poder seguir adelante, relata.

Pandur enlistó al poeta Ivo Svetina y a las dramaturgas Ana Lasic y Livia Pandur esta última su hermana, cofundadora de Pandur Theaters para traducir la obra a escena.

Después de varios pasos en falso, como confía Beviá, se llegó a una condensación de la novela en unos 14 personajes. "Tomaz no era un creador que hiciera traducciones literales. Siempre todo está lleno de simbolismo y, bueno, creo que Cien años de soledad, a estas alturas del partido, me parece más vigente que nunca, dice Lozada.

Después de años de reflexionar la naturaleza del realismo mágico, Pandur logró dar con...

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