El sueño de O'Gorman

AutorRicardo Hernández

CANCÚN.- En 1932, un joven Juan O'Gorman sometió a concurso el diseño de una casa de proporciones mínimas que buscaba la máxima economía en construcción, pensada para una pareja de obreros y a replicarse en zonas industriales del entonces Distrito Federal. Perdió.

Casi 90 años después, dos de sus descendientes, sus sobrinos nietos Juan Carral O'Gorman y Juan O'Gorman Merino revivieron la idea, la adecuaron a los tiempos y logra ser reconocida en un certamen: la 17 Muestra Internacional de Arquitectura de la Bienal de Venecia 2020.

Se trata del Proyecto Donceles, en Cancún, seleccionado junto a otras 11 propuestas para conformar el Pabellón de México en Venecia, a presentarse en mayo.

Entre éste y aquel proyecto pionero mexicano de vivienda mínima se emparentan los diseños, las medidas y la ausencia de muros divisorios, que dan libertad de planta, así como la doble altura, los ventanales amplios y los materiales prefabricados, aunque se distancian en su propósito: uno fue pensado para hogar de la clase obrera, y el otro para emprendedores. Además, el primero se proyectó con recursos públicos; el segundo, con inversión privada.

"En ese entonces había un Estado que protegía, que contrataba. El arquitecto trabajaba para el Gobierno y hoy eso ya no sucede", expresa en entrevista Carral. "Hoy nos rascamos con nuestras uñas para poder pagar la quincena y, si no tienes a tu 'tío' que trabaja en el Gobierno, lo que menos piensas es en trabajar para ellos, porque es lo más inoperante y complicado que puede haber".

El concurso de 1932, apunta, fue parte de un movimiento arquitectónico al servicio del Estado en pro del bienestar familiar.

"Hoy el Gobierno ya no hace vivienda, se volvió un verificador y un vigilante. Ahora está en manos de la iniciativa privada, y la iniciativa privada lo único por lo que ve es el dinero, y está bien, pero se le olvidan muchas cosas, por eso la vivienda es tan mala hoy", dice el proyectista.

La propuesta de los descendientes de O'Gorman, uno de los arquitectos más emblemáticos del siglo 20 mexicano, se centra en nueve edificios de vivienda de tres y cuatro pisos.

En la actualidad, a la mayoría de los jóvenes, sin intenciones de formar familia, parece caberles la vida en 40 metros cuadrados, y hacer de ello un espacio digno fue el empeño de Carral y su equipo: O'Gorman Merino, inversionista e ideólogo; Pablo Gutiérrez, administrador; Víctor Ebergenyi Kelly, arquitecto asociado, y David Vázquez, diseñador de muebles.

Fue...

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