Subterráneo / La virtud del silencio

La virtud del silencio

En tiempos como los que vive la Nación es imprescindible mantener la serenidad. Sólo así, con tranquilidad de espíritu, con disposición ecuánime, nos será posible encontrar el camino adecuado para superar las dificultades que enfrentamos y descubrir las soluciones menos dañinas y más eficaces.

No son sencillos los problemas que demandan atención. Las numerosas limitaciones presupuestales que nos impone el pago del fraudulento rescate bancario; las incisivas demandas estadounidenses en materia de narcotráfico; las crueldades que nos impone una criminalidad reacia a disminuir; la creciente intervención del ejército en aspectos de la vida civil que le están legalmente vedados, sumadas a las limitaciones de una democracia que no llega a florecer y a problemas que se han abandonado al tiempo, como el de la paz en Chiapas, obligan a repensar fines y medios que se daban por supuestos.

Es tal el cúmulo de dificultades que demandan solución que, si bien se lo mira, lo que realmente está a discusión es cuál es el rumbo que debemos adoptar. Muchas de las soluciones propuestas -desde la imposición de cuotas en la UNAM hasta la privatización de la energía eléctrica-, alteran las bases del pacto social y modifican de raíz las reglas que regían las relaciones entre la ciudadanía y el gobierno.

Puesto con sencillez, lo que se debate es nuestro futuro. Precisarlo no es fácil ya que muchas cosas están en juego. Es reprobable, en consecuencia, todo lo que desaliente la tranquilidad de ánimo que requieren semejantes decisiones; toda imposición; toda intransigencia.

Palabras indebidas

La sabiduría de callar a tiempo y no declarar lo indebido no ha sido nunca, ciertamente, una de las virtudes del Presidente Ernesto Zedillo y, con triste frecuencia, habla cuando debería guardar silencio.

Cuando planteó, en un principio, la privatización del sector eléctrico, lo hizo con mesura, señalando que abría el tema a debate, ofreciendo espacio para la discusión y la disidencia. Se trataba, o al menos eso parecía, de una posibilidad que convenía explorar, no de una decisión ya tomada que deseara imponer a toda costa.

La propuesta presidencial tuvo eco en el PAN y en la iniciativa privada, mas por lo demás provocó suspicacia o airado rechazo. El secretario de Energía, para...

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