Subterráneo / Las verdaderas ratas

Se dice que más pronto cae un mentiroso que un cojo y el candidato priísta al gobierno del Estado de México, Arturo Montiel, acaba de confirmar la veracidad del dicho popular.

Según ha andado diciendo, "los derechos humanos son para los humanos, no para las ratas". ¡Ah, pero si la rata es cuate o es uno de sus hombres, no sólo tiene todos los derechos humanos imaginables, sino que no es justo siquiera que se ponga en duda -haga lo que haga-, que se trata de una persona honorable, ordenada y respetuosa!

Si una rata es priísta, aunque tenga aspecto de rata y haga cosas propias de las ratas, Montiel está dispuesto a jurar que no es rata.

Los hechos

Antier en la noche, a la altura de la glorieta de San Jerónimo con Periférico sur, dos policías preventivos descubrieron que en una camioneta Honda con placas del Estado de México, iba una mujer con los pechos desnudos abrazando al conductor.

Como el hecho constituye una falta a la moral en vía pública, los uniformados intentaron detener al vehículo. El conductor de la camioneta hizo como que se detenía, pero luego puso marcha en reversa, agarró vuelo y se les echó encima. Uno de los policías hizo un disparo. Otro, Enrique Mateos Moreno, consiguió subirse sobre el cofre y agarrarse de los limpia parabrisas. Su compañero regresó a la patrulla y se puso a perseguir a la camioneta en fuga.

Un taxista que no tenía pasaje se unió a la aventura y fue testigo de los hechos. El conductor de la camioneta se lanzó a más de 150 kilómetros por hora, maniobrando de un lado al otro para tirar al policía que iba en el cofre. La persecusión terminó a la altura de Las Flores, cuando los patrulleros consiguieron darle un cerrón.

Ahí empezaron los gritos y las mentadas. El conductor de la camioneta les dijo que no sabían con quién estaban tratando, que les iba a ir como en feria y que era cuatísimo de Mauricio Tornero, el director de la Policía Judicial del DF. Entre tanto insulto y tanto grito quedaron claras varias cosas. La primera es que el tipo estaba más ebrio que una cuba. La segunda que se llamaba Enrique Vargas Yáñez y la tercera que estaba herido por la espalda.

Total, al rato ya estaban ahí una ambulancia del Escuadrón de Rescate -a cuyos tripulantes Vargas Yáñez también cubrió de insultos-, y...

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