Subterráneo / La verdadera solución

Es tiempo de que dejemos de pensar en los hombres y empecemos a pensar en las soluciones. Calderón, López Obrador y Madrazo no importan. Lo que importa es qué pretenden hacer, qué programas quieren impulsar, cuál es la solución que defienden. Y eso es importante, a su vez, sólo en la medida en la que coincida con lo que nosotros queremos. A quien le tienen que dar gusto los candidatos es a los ciudadanos. De eso se trata la democracia.

Es claro que no todos los ciudadanos queremos lo mismo. Algunos quieren conservar y aumentar sus riquezas y privilegios. Otros se contentarían con tener un trabajo que les permita comer. Unos quieren un gobierno que proteja lo que tienen; otros quieren un gobierno que los ayude a tener algo. No necesito decirlo: los primeros son más poderosos. Los segundos son más numerosos y, en consecuencia, al menos en un sistema verdaderamente democrático son los que deben triunfar.

La finalidad fundamental de un gobierno verdaderamente democrático es servir a las mayorías. Su función, así, es abatir la pobreza; promover la igualdad; mejorar el nivel de vida de los grupos más desprotegidos; lograr que en educación, en salud y en empleo todos tengan las mismas oportunidades y gocen de las mismas facilidades; cerrar el abanico económico que suscita las diferencias entre las clases sociales; controlar la delincuencia y lograr que la ley se aplique a todos por igual y ante la ley todos tengan los mismos deberes y los mismos derechos.

Lo que afirmo en el párrafo anterior es un lugar común: forma parte de las promesas de todos los candidatos. Quizá cada uno destaque más algunos de esos factores o los considere más relevantes, pero todos admiten que ese es el futuro deseable para la República. El problema está en el camino por el que creen que van a conseguirlo. Felipe Calderón, como sucede siempre con la derecha, cree que puede alcanzar tales fines sin reducir ni lastimar los privilegios de las clases adineradas. Roberto Madrazo cree que dándole a ganar a los que tienen, terminarán por ganar algo los que no tienen. Y Andrés Manuel López Obrador cree que ahorrando en sueldos y en gastos suntuarios, habrá el capital suficiente para alentar el cambio.

Realidades

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