Subterráneo / Vaticinio guerrerense

Es ya un hecho que Zeferino Torreblanca será el próximo gobernador de Guerrero. Candidato por la coalición "Guerrero será mejor", formada por el PRD, Convergencia y el PRS, obtuvo cien mil votos más que Héctor Astudillo, el candidato priísta de la alianza "Todos por Guerrero". Sólo que si el triunfo de Torreblanca no está en duda, sí lo está que pueda gobernar. El sombrío vaticinio que se cierne sobre el Estado es que las pugnas que van a estallar entre el PRI y el PRD, despertarán de nuevo la violencia letal en Guerrero.

La afirmación anterior obliga a dos aclaraciones. Una es que a pesar del número de votos emitidos a favor de Torreblanca, no cuenta con el apoyo de la mayoría de la ciudadanía guerrerense. Ganó la elección, sí, pero los 583 mil 784 votos que recibió apenas representan el 28.9 por ciento del total del padrón. Es decir: sólo tres de cada diez ciudadanos guerrerenses apoyan al nuevo gobernador. Las consecuencias que tendrá este resultado en el futuro inmediato de Guerrero darán clara prueba de la necesidad de establecer el voto obligatorio y, para el caso de que nadie consiga la mayoría, la opción de participar en una segunda vuelta.

El político que llega al poder con menos del 30 por ciento del total de los votos posibles, tiene que remar contra la corriente y luchar contra intereses que, por regla general, tienen un poder real mayor que el suyo. En el caso de Guerrero -y ésta es la segunda aclaración-, la división y los sangrientos conflictos que han agitado al Estado desde hace varias décadas, hacen que la lucha entre los miembros de una y otra coalición sea tanto más peligrosa.

Datos y hechos

La oposición entre los grupos de poder; la constante lucha por la tierra; la presencia de facciones guerrilleras; la abrumadora presencia del narco y las brutales desigualdades sociales y económicas que afectan a Guerrero -no hay que olvidar que en él se encuentran algunos de los municipios más pobres de todo el país-, lo convirtieron en el Estado más peligroso de la República. A lo largo de varias décadas no hubo entidad que pudiera comparársele en el número y proporción de homicidios dolosos. Todavía en el año de 1992 registró 57.9 homicidios intencionales por...

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