Subterráneo / Silencio quebrado

Hace días ya que ando con un nudo en la garganta, dolido, molesto, con rabia, preguntándome una vez más cómo es posible que los supuestos responsables sean a veces tan descarada y desvergonzadamente irresponsables.

La razón de mi enojo se encuentra en un librito modesto, con tantos errores y lagunas que no puede decirse que esté bien hecho, pero que cumple tan bien con su propósito que termina resultando excelente. Es tan terrible lo que cuenta, tan doloroso, que no importan sus defectos.

Siete investigadoras colaboraron para armarlo: Adriana Candia, Josefina Hernández, Rohry Benítez, Patricia Cabrera, Isabel Velázquez, Ramona Ortíz, Guadalupe de la Mora. Lo publican tres instituciones: la Universidad Autónoma de Ciudad Juárez, la Casa Amiga y Ediciones del Azar, todas de la misma ciudad fronteriza.

El título del libro revela su propósito. Se llama "El silencio que la voz de todas quiebra: Mujeres y víctimas de Ciudad Juárez", y en él se hace un recuento detallado -o tan detallado como es posible-, de los casi 200 asesinatos de mujeres que han tenido lugar en esa ciudad de mediados de 1993 a la fecha.

IMPRECISIONES

Lo primero que resulta obvio es que no hay que exigir precisiones. El defecto no es de las autoras, sino de las autoridades. Se habla de "casi 200 víctimas", y todo tiene que quedarse en eso, en el "casi", en el "más o menos", porque las propias autoridades de Ciudad Juárez no pueden precisarlo.

El asunto es tan macabro que no se sabe siquiera cuántos cuerpos han sido encontrados. Casi todos aparecieron en el desierto, la mayor parte mutilados e incompletos: los animales hicieron de las suyas a lo largo de semanas, a veces de meses. Lo único que se sabe con certeza es que todos los restos son de mujeres, y a juzgar por los cadáveres menos maltratados, que fueron torturadas y asesinadas sin ahorrar crueldades. En algunos casos, según parece, se las dejó con vida todavía, amarradas o con las piernas rotas para que no pudieran ir a buscar auxilio.

Se sabe también, o al menos eso se supone a partir de la docena de casos en que la víctima logró ser identificada, que se trata de muchachas jóvenes, entre 18 y 24, en su mayor parte trabajadoras en las maquiladoras de la zona.

No hay más.

Y no hay más porque a las...

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