Subterráneo / Política atascada

Nuestra política no va para atrás ni para adelante. Mientras más le meten el acelerador, más se hunden las llantas en el fango. No hay cómo sacarla porque no hay un árbol, una roca, un poste ni nada de qué agarrarla. Felipe Calderón cree a veces que camina, pero fuera de aventar lodo para todos lados no se mueve de donde está. Los congresistas ni parpadean: saben que a no ser por un milagro que nunca va a llegar la política nacional va a seguir atascada y no se van a promulgar nuevas leyes. La Suprema Corte está en lo mismo: a veces da unos pasitos hacia delante, pero rápidamente se arrepiente y da otros tantos hacia atrás. De los gobernadores -sobre todo los priistas-, es mejor ni hablar: están sentados, inmóviles como Budas, y seguros de que nadie los obligará a cambiar. Total: el país entero está atascado y no se ve si alguna vez vamos a llegar a alguna parte.

La inmovilidad no llegó de la noche a la mañana. Quien metió nuestra política al lodazal fue Fox, y lo hizo con total inconsciencia y sin darse cuenta de lo que hacía. Quien más lo sufrió -claro-, fue la democracia: los meses de campaña anteriores al 2 de julio de 2006 revelaron que nada prendía y que mientras más gritaban los candidatos, menos se oía. Que pancartas; que retratitos en todos los postes; que anuncios en la tele; que unos mítines desangelados e inútiles; que unas encuestas que subían y bajaban; que Fox haciendo lo que no debía por Calderón; que Lopitos haciendo lo que no debía por mera dignidad ciudadana, en fin: cuando llegaron a abrirse las casillas, la política estaba engarrotada y no había votación capaz de destrabarla.

Los resultados de hace un año confirmaron que el país estaba atascado. Fue tan pequeño el margen por el que ganó el panista -y creo que ganó-, que hubo un terreno amplísimo para que López Obrador y sus mafiosos se dedicaran a hablar de un fraude, de un complot y de un engaño. El grito de "¡Nos robaron!" se transformó en manifestación pública y el Paseo de la Reforma se convirtió durante más de mes y medio en una pocilga de tenderetes de manta. Si la protesta hubiera sido menos atascada, menos visceral y menos sucia, quizá hasta algo se le hubiera creído al demagogo...

Para continuar leyendo

Solicita tu prueba

VLEX utiliza cookies de inicio de sesión para aportarte una mejor experiencia de navegación. Si haces click en 'Aceptar' o continúas navegando por esta web consideramos que aceptas nuestra política de cookies. ACEPTAR