Subterráneo / No tienen ganas

Por más vueltas que se le dé a los hechos, la verdad es que los paristas no tienen ganas de regresar a clases ni que la Universidad Nacional recupere su vida. Lo que quieren es que todo siga como está y el problema no llegue a resolverse.

Los sucesos del sábado pasado revelan con toda claridad de qué se trata el paro y qué quieren en verdad los ultras. Aunque griten lo contrario, la Universidad les importa un cacahuate. No están luchando porque sea gratuita la enseñanza superior ni, tampoco, por acabar con las mafias académicas que tan alegremente se llevan la gran tajada del presupuesto universitario. Lo del pase automático y la defensa de los fósiles es también mero pretexto -como casi todos los puntos de los seis que forman su sagrado pliego petitorio.

Lo que quieren realmente es seguir en el relajo. Ya les gustó sentirse héroes, salir en los periódicos, que todo mundo hable del CGH y sepa quién es "El Mosh". Lo que quieren es seguirse creyendo importantes al vigilar C.U. por las noches, contentarse con comer frijoles y dedicarse a gritar leperadas en sus asambleas interminables.

De eso se trata. De que sigan el paro y el desorden. De continuar alentando el delirio de que tienen la razón porque son impunes.

LIMITES

Hace mucho tiempo ya que las autoridades deberían haberle puesto un hasta aquí a los desmanes de los paristas. Es imposible tolerar que la Universidad siga estando secuestrada; desaparezcan computadoras y registros; se entre a saco en bibliotecas y laboratorios.

Miles de jóvenes que estaban a punto de recibirse han visto suspendida su carrera. Cientos han perdido las becas que les permitirían especializarse en el extranjero. Decenas de miles han perdido no sólo los ocho meses que lleva el paro, sino un año entero de su vida.

Y todo ¿con qué fin? ¿para que los ultras salgan a bailotear en las calles luciendo la pintura de guerra de alguna tribu infrahumana? ¿para hacerles dengues obscenos y cubrir de insultos a los granaderos? ¿para crear un nuevo caos vial cada vez que alguien los mira feo?

Sólo que hay límites. Los paristas podrán ensuciar los murales de la Universidad e insultar a los representantes académicos sin consecuencia alguna, pero no pueden celebrar impunemente una manifestación "pacífica"...

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