Subterráneo / Los límites de Fox

A lo largo del pasado mes de julio ocurrió un cambio en la opinión pública, o al menos en buena parte de los llamados líderes de opinión, que puede llegar a tener grandes consecuencias para nuestra vida política.

Quien tenga el hábito de leer cotidianamente los editoriales en los diarios debe haber advertido el cambio. Se trata de una transformación más de tono que de sentido, pero reveladora de que la paciencia hacia Fox y la esperanza de que logre hacer algo de su administración están llegando a término.

Todavía antes de las elecciones se le dirigían quejas, admoniciones o demandas animadas por la convicción de que podía oírlas y atenderlas. En estilos y tonos varios, se le pedía que ya no hiciera propaganda por su partido disfrazada de propaganda por el voto. Que atendiera los problemas nacionales en vez de andar del tingo al tango promoviendo a los candidatos del PAN. Que dejara de hacer declaraciones y se pusiera a trabajar o, en todo caso, que nombrara a un jefe de gabinete que lo hiciera. Que revisara a los miembros de su gabinete porque muchos no sirven. Se le advertía que la gente se está cansando de tantas promesas sin realizaciones. Que debía lograr acuerdos con el PRI y el PRD para lograr las reformas laborales, energéticas y fiscales que tanta falta nos hacen. Que atendiera el desempleo; el problema del EZLN en Chiapas; pusiera en orden a los de Atenco; le prestara atención a los problemas del campo: defendiera a los trabajadores mexicanos que cruzan la frontera; frenara a su mujer.

La recomposición que trajeron las elecciones y el hecho de que el PAN resultara el gran perdedor -de un solo plumazo perdió 70 escaños en la Cámara de Diputados-, exacerbaron las críticas y las quejas por unos días. Sin duda el propio Fox colaboró a ello al declarar, primero, que en su gobierno no había ningún error y, después, al decir que su administración no había recibido un voto negativo porque él no había concursado en las elecciones.

Las declaraciones fueron tan desmedidas que en más de un sentido funcionaron como la clásica gota que derrama el vaso y, a partir de ahí, empezó a darse un cambio en los comentarios sobre Fox que amenazan con dar al traste con su imagen.

EL CAMBIO

En la campaña...

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