Subterráneo / Estigmatización

Hay una corriente en la sociología dedicada a estudiar el curioso fenómeno de que la gente suele adecuarse a su imagen pública. Hay muchos casos que están cuidadosamente documentados. Uno, muy frecuente, es el del alcohólico: muchas de las personas que beben en exceso no llegaron a eso sólo porque les gustara beber o lo hicieran con frecuencia, sino porque sus amigos, sus familiares, sus conocidos, terminaron tildándolos de borrachos. La frase es excesivamente simple y admite correcciones, pero muchos alcohólicos llegan a serlo porque los demás los consideran alcohólicos.

La influencia de la estigmatización es particularmente clara en el caso de la delincuencia. Agárrese a un muchacho de quince, dieciséis años, que anda robando tapones de coches en la calle y presénteselo al Consejo de Menores como ladrón. Lo consignan, lo enjuician, lo fotografían y a partir de ahí deja de ser un joven torpe o inútil que por necesidad o puntada juvenil se robó unos tapones. Desde ese momento ya tiene una identidad que lo perseguirá toda su vida y de la que no podrá desprenderse: es un ladrón. Ese es su estigma. Ya no es ni siquiera un ser humano: es un ladrón y lo será siempre.

La mejor prueba de la eficacia del estigma se encuentra en el hecho de que alrededor del 85 por ciento de los menores que han estado detenidos por algún acto antisocial, terminan por visitar las cárceles de adultos acusados casi siempre del mismo delito por el que los detuvieron a los quince años. Los robos serán mayores. Ya no van a estar robando tapones, sino transeúntes, casas, autos, pero seguirán siendo lo mismo: ladrones.

Hay quienes quieren creer que las cosas son así porque "ya lo traían en la sangre", "ese era su destino", "las cosas son así", pero los estudiosos de la estigmatización sostienen algo muy distinto: es la estigmatización la que los hace ladrones para siempre. No son ladrones. Los hacemos al etiquetarlos como ladrones.

PRUEBAS

Wouter Buikhuissen, asesor del Ministerio de Justicia de Holanda, convenció en 1978 al parlamento holandés, de que lo dejara hacer un experimento social. Seleccionó a dos mil muchachos de 12 años, todos de la misma clase socioeconómica y cultural. Luego, al azar, los...

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