Subterráneo / Lo que es no saberle

Se dice que en nuestra capital no hay redadas, arrestos ilegales, ni operativos sin ton ni son. No los hay porque tenemos un gobierno democrático y de izquierda, respetuosísimo de la ley, incapaz de violar las garantías constitucionales y que sabe hacer muy bien las cosas.

Hace unos años, en los tiempos del PRI, cuando estaban al frente de la SSP unos generalazos que a duras penas sabían leer, cuando gobernaban la ciudad hombres como Oscar Espinosa Villarreal -tan honesto que tiene meses de andar huido-, sí pasaban esas cosas, pero ¿hoy? No, cómo va a creer.

Hay quienes dicen lo contrario y afirman que la semana pasada, cuando la jefa de gobierno, Rosario Robles, se puso a clausurar los antros que le parecieron inseguros, se detuvo nomás porque sí a muchas otras personas, desde bailarinas y clientes hasta güigüis y meseros. A casi todos los tuvieron detenidos toda la noche y parte de la mañana, dizque para tomarles su declaración. A otros les impusieron arresto hasta por 36 horas y multas por andar estorbando el tránsito -como les pasó a los güigüis.

Aparte de eso también hay quienes dicen que el jueves pasado la cosa se puso peor. Doscientos uniformados llegaron a La Merced para clausurar unos locales en los que se vendía alcohol sin licencia. Sólo que el pitazo les llegó antes a los dueños y de doce establecimientos, once estaban bien cerrados y aunque la Policía forzó las puertas con unas barretas, no encontró nada.

Lo malo es que ya estaban ahí. Y lo peor es que no haber descubierto nada los puso más enojados, así que para no irse con las manos vacías, se fueron a unos hoteles de paso y a unas chozas de cartón que hay en las calles perdidas y, sin más, se pusieron a detener a las prostitutas y a los clientes que andaban por ahí. Como resultado de la redada, 15 muchachonas y 45 clientes fueron llevados a la delegación.

NECEDADES

En ninguno de todos estos casos había orden de aprehensión. En ninguno había orden de cateo. En la mayor parte de no había tampoco delito que perseguir -ni repartir tarjetas a los coches que pasan por la calle, ni dedicarse a la prostitución fuera de la vía pública, son delitos ni faltas reglamentarias-, y en los demás sólo excepcionalmente podía hablarse de...

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