Subterráneo / Ecos de la corrupción

Es casi imposible medir la corrupción o calcular los daños que causa, pero aun así hay datos que permiten comprobar la enorme extensión que tiene.

La dificultad es explicable fácilmente: los cincuenta o cien pesos que un particular le da de mordida a un policía para que olvide una infracción, representan mucho más para la sociedad ya que con ello no sólo se favorece la existencia de un cuerpo policíaco ineficaz, sino que se minan las bases de la ley y, a la larga, se alienta la noción de que lo ilícito está permitido si se tiene el dinero necesario para comprar a las autoridades.

La circunstancia tiene vastas y serias repercusiones que dejan oír sus ecos en todo el sistema de procuración y administración de justicia. Si es posible estacionarse donde no se debe o circular el día que está prohibido ¿por qué no habría de alterarse el acta de una averiguación previa? ¿por qué no untarle la mano al agente del Ministerio Público que lleva la acusación para que incurra en errores procesales que permitan lograr la libertad? ¿por qué no ponerse a mano con el juez para que rebaje considerablemente la sentencia?

"JUSTICIA"

Los ecos que deja la corrupción en el sistema de justicia son tan claros que incluso pueden medirse, sólo que para oírlos es necesario recordar algunas cosas.

La primera es que en el momento en que se detiene a una persona, o sea en las 48 horas que pasan antes de que lo presenten ante el juez -o 96 horas, en el caso de delitos graves-, es cuando casi siempre se decide qué le va a pasar en el futuro inmediato.

Su suerte depende, ante todo, de la manera en que el agente del ministerio público haga la consignación, y es ahí cuando el detenido tiene que juntar todo el dinero que pueda para lograr que el MP y los peritos se porten cuates y no le vaya tan mal.

Si consigue lo suficiente tal vez llegue incluso a no ser ni siquiera consignado y logre su libertad "por falta de méritos", pero todo el dinero que invierta en ese momento redituará a la larga en su beneficio, sea porque el juez lo ponga en libertad al no encontrar pruebas suficientes de su responsabilidad, sea porque al dictar la sentencia lo declare inocente, sea porque le imponga una condena menor.

No hay que olvidar, por supuesto, que en cada uno...

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