Subterráneo / Deuda pendiente

Aunque las más altas autoridades del gobierno del DF se dediquen a negarlo -no va a pasar nada, todo es puro cuento, no hay de qué preocuparse-, hay razones muy serias para sospechar que la administración capitalina puede llegar a verse congelada en los próximos días por un paro de brazos caídos.

La amenaza no afecta al sector centralizado del gobierno de la ciudad: el Sindicato Unico de Trabajadores del DF ya amarró su bono sexenal y sus 106 mil trabajadores van a recibirlo. El problema está en los siete sindicatos que controlan a los trabajadores de los organismos desconcentrados, como los del Poder Judicial, del Tribunal de lo Contencioso Administrativo, de la Procuraduría Social, de la Asamblea Legislativa, la Procuraduría General de Justicia y los que trabajan en el transporte eléctrico, o sea el metro, los autobuses o el tren ligero.

El paro con el que quieren asustar al gobierno tiene algo de surrealista. No pretenden -como tantos otros que andan gritando por todos lados "¡Bono, bono!"-, echarle una manita al caos parando el tránsito en varios puntos de la ciudad, no. Lo que van a hacer es presentarse a sus centros de trabajo, sentarse en sus escritorios y no hacer nada.

Y afirmo que tiene algo de surrealista porque si en el caso de los transportes su holganza se va a notar -después de dos horas de que no pase el metro hasta el ciudadano más tarado va a empezar a sospechar que algo sucede-, en los demás casos ¿cómo se va a saber que están en huelga de brazos caídos? Digo: ¿cuál va a ser la diferencia entre el día del paro y otro cualquiera? Si no ponen una manta o un letrero gigante anunciando su huelga ¿quién va a saber que no están trabajando como siempre?

HERENCIAS

En apariencia, el pleito tiene un origen muy simple: se excluyó a los representantes de los sindicatos desconcentrados de las pláticas que tuvo el gobierno con los líderes del Sindicato Unico y, claro, no les tocó nada.

Sólo que eso es apenas el pretexto inmediato. El asunto tiene historia y se remonta a los tiempos en que Cuauhtémoc Cárdenas andaba buscando la jefatura del gobierno capitalino.

Aquí hay que recordar algo que a menudo se calla, quizá de tan sabido, y es que la democracia es cuestión de votos, sí, pero los votos son...

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