Subterráneo / Desastre administrativo

Andrés Manuel López Obrador, demagogo y populista al fin, servirá para alentar la formación de cadenas populares en contra de su desafuero, pero cada vez resulta más claro que como administrador sencillamente no la hace.

El triste estado en que se encuentra el DF no deja duda alguna de su ineptitud. Nunca había estado nuestra capital más sucia, más desordenada, más inhabitable. A los peligros de una inseguridad creciente -o al menos eso dicen las encuestas victimológicas-, se añade la incertidumbre de transitar por una ciudad en la que no existe certeza alguna de que se podrá llegar a donde se iba: una manifestación, una volcadura, las inundaciones que dejan los chubascos y los bloqueos insalvables causados por el volumen del tránsito, hacen que se pierdan horas y horas en embotellamientos sin término previsible.

Lo curioso es que casi todas las preguntas que pueden plantearse sobre el desastre tienen la misma respuesta. Si se pregunta por qué hay en las calles tantos baches; o por qué cualquier chubasco empantana e inunda la zona; o por qué todas las calles son intransitables, se nos dirá que hay baches porque el presupuesto se destinó a los segundos pisos; o que hay inundaciones porque no se hicieron suficientes trabajos de desazolve y, para colmo, se suspendieron los trabajos en el drenaje profundo porque el presupuesto fue a dar a los segundos pisos; o que las calles están ahogadas en tránsito porque el Metro está sobresaturado. ¿La causa? ¡Ah! No se le han hecho los trabajos de mantenimiento en su infraestructura porque el presupuesto fue a dar a los segundos pisos. Y así todo lo demás: el gobierno capitalino no tiene tiempo, dinero ni atención sino para la obsesión del demagogo tabasqueño: los segundos pisos.

Por las faraónicas obras viales que le dio por realizar, el Peje ha endrogado nuestra ciudad más allá de cualquier límite razonable. Cuando llegó al poder en el 2000, el GDF debía 22 mil 962 millones de pesos. De entonces a fines del año pasado, López Obrador aumentó la deuda en 18 mil 672 millones para llevarla a 41 mil 634 millones de pesos. Y lo grave es que no le basta.

LA TRAGEDIA

Uno diría que el desastre urbano que padecemos cesará cuando se concluyan los segundos pisos...

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