Súbete a la bici

AutorEfraín Salinas

REFORMA

La ciclopista parece un pequeño susurro en medio de kilómetros de un ruidoso laberinto de pavimento. Aun así, cientos de personas se las ingenian para abrirse espacio en medio de una ciudad que se ha proclamado adicta a los hidrocarburos.

Sin embargo, muchos ciclistas consideran a la ciudad entera como una enorme velódromo, un espacio ideal para pedalear por horas y conocer lugares que en automóvil sería imposible.

Existen personas que están preocupadas por fomentar el uso de la bicicleta. Clubes familiares o abiertos al público se reúnen cualquier día de la semana para pasar un rato sobre ruedas y olvidarse aunque sea por un momento de la vida en el Distrito Federal.

Aunque muchos tienen otros objetivos además de la convivencia, casi todos se muestran accesibles al público en general que sólo quiera dar un paseo y aprovechar la seguridad que brinda un grupo, especialmente en los paseos nocturnos.

Si puedes, vive la experiencia de recorrer las calles sin motor y en dos ruedas en una ciudad que se libera del tráfico bajo la luz de la luna.

Rodar como forma de vida

Desde hace casi 6 años, todos los miércoles Eric espera a las 9 de la noche en el Ángel de la Independencia al resto de los bicitekas para el paseo nocturno. Pero él no sólo usa la bicicleta para divertirse.

Para su trabajo y casi para cualquier cosa, Eric prefiere pedalear que manejar entre un mar de autos.

Los bicitekas son un grupo de ciclistas que intentan promover el uso de la bicicleta en la ciudad, no sólo como diversión sino como medio de transporte.

"Buscamos volver a las ciudades más humanas, porque además de que el ciclismo genera un mayor contacto con las personas, te permite conocer lugares que ni te imaginas", asegura el biciteka.

Y es que recorrer la ciudad de noche con un grupo de entre 30 y hasta 100 ciclistas, abre un mundo nuevo para los que no lo han hecho.

La luna deja ver calles y parques que la mayoría de los capitalinos ni siquiera imaginan que existen; otra perspectiva de una ciudad que casi siempre se conoce detrás de los vidrios de un coche.

Una o dos veces al mes, el imperio biciteka extiende sus dominios a la segunda sección de Chapultepec. A las 11 de la noche, el lago refleja las estrellas y la paz que se siente en el bosque es indescriptible según cuentan los que han estado ahí.

Sorprendentemente, el grupo no ha sufrido ningún tipo de asalto en todo el tiempo que llevan rodando en la cuidad.

"Andar en bicicleta en la noche es más seguro de lo...

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