Empresa/ Subastas de reversa

AutorAlberto Barranco Chavarría

Lo que en el papel ofrece una segunda oportunidad para las firmas constructoras nacionales frente a la agresividad con que sus rivales del exterior pelean los contratos en materia de infraestructura para Petróleos Mexicanos y la Comisión Federal de Electricidad, el Gobierno está planteando la posibilidad de subastas de reversa, o si lo prefiere, la revancha en licitaciones públicas internacionales.

De acuerdo a lo previsto en el Proyecto de Reformas a la Ley de Adquisiciones, Arrendamientos y Servicios del Sector Público, entregado al sí o no del Congreso al inicio del periodo ordinario de sesiones, se trata de reivindicar la oportunidad de las firmas en disputa de contratos millonarios, tras haber seleccionado en lo que sería la primera vuelta la propuesta solvente más baja.

Determinado, en principio, pues, el vencedor de la pelea, el resto de los competidores tendría oportunidad de plantear en una segunda vuelta una propuesta aún más atractiva, es decir, si ésta pide 10, aquella se bajará a nueve... lo que obligaría, en tal caso, a revisar a la retada si realmente 10 era lo justo.

Y aunque, naturalmente, en la rebatiña el vencedor real de la pelea sería el Gobierno, el anzuelo apunta a evitar mayor descobijamiento de las empresas constructoras mexicanas, tras las trágicas experiencias del sexenio zedillista que las dejaron en la antesala del infierno.

Como usted sabe, mientras la estrella del firmamento, o si lo prefiere la joya de la corona, el grupo ICA, debate su posibilidad de sobrevivencia entre comunicados apócrifos que hablan de la exigencia de emplazarla a concurso mercantil al no poder garantizar fehacientemente una reestructura de su deuda con el grupo financiero Bilbao Vizcaya/Bancomer, el grupo Tribasa hace lo imposible por evitar la declaración oficial de quiebra, en tanto Bufete Industrial sólo espera la caída de la guillotina...

...para no hablar de la triste condición de firmas como ICONSA, Protexa o el Grupo Mexicano de Desarrollo.

De acuerdo al propio aserto de sus directivos, el punto nodal que explica la debacle de las constructoras se ubica en la imposibilidad de competir al tú por tú con las firmas extranjeras que se llevaron en el último lustro el 90 por ciento de los concursos convocados por las paraestatales más activas en contratación de obras de infraestructura.

El caso más ilustrativo se ubica en los contratos otorgados por Pemex para la modernización y reconfiguración de las refinerías de Tula, Salamanca y...

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