EL OBSERVADOR GLOBAL / Spitzer, Liechtenstein y el dinero ilícito

AutorMoisés Naím

Aprimera vista, Eliot Spitzer, ex Gobernador del estado de Nueva York, y Klaus Zumwinkel, el ex presidente de la gigantesca empresa alemana Deutsche Post, no tienen mucho en común. En sus momentos de ocio, a Spitzer le gusta frecuentar prostitutas caras. A Zumwinkel en cambio le gusta el alpinismo.

"En mi tiempo libre me gusta escalar montañas y en mi vida profesional también quiero alcanzar cimas muy altas", ha dicho. En esto último se parecen mucho: ambos alcanzaron altas cimas profesionales.

Spitzer llego a ser el Mandatario de un estado cuya economía es más grande que la de muchos países independientes y Zumwinkel fue, durante 18 años, el jefe del sistema postal más grande de Europa y dueño de importantes empresas como DHL y Deutsche Postbank AG.

Otra cosa que tienen en común es que ambos cayeron estrepitosamente de las alturas del poder casi al mismo tiempo y por la misma razón: blanqueo de dinero.

Naturalmente, el escándalo que produjo la caída de Spitzer tuvo que ver con el descubrimiento de que él era el asiduo Cliente número 9 del Club Emperador VIP, un negocio de prostitución promovido en la Red. Pero esta afición del Gobernador sólo se descubrió cuando el año pasado el banco HSBC reportó a las autoridades una serie de transacciones sospechosas.

Dos compañías, QAT y QAT Consulting Group, constantemente recibían transferencias de fondos a pesar de no tener actividades comerciales conocidas.

Varias de estas transferencias venían de cuentas en el North Fork Bank que estaban a nombre de empresas que tampoco tenían actividades comerciales, pero que evidentemente le servían de fachada a alguien.

La investigación reveló que ese alguien no era ni un narcotraficante ni un terrorista. Era Eliot Spitzer. También se descubrió que las transferencias a las dos empresas QAT provenían de los ingresos generados por las prostitutas del Club Emperador VIP.

A Klaus Zumwinkel le pasó algo parecido, aunque quien lo tumbó de la cima que había alcanzado no fueron prostitutas, sino espías.

Los agentes del BND, el servicio secreto alemán, pagaron 4.2 millones de euros por varios DVDs robados al LGT Bank, el mayor banco de Liechtenstein, propiedad de la familia de los Príncipes de ese país.

Los DVDs contenían los nombres de los clientes del banco LGT que escondían allí sus fortunas para evadir impuestos en sus países. Klaus Zumwinkel era uno de ellos.

Al igual que Spitzer, el ejecutivo alemán renunció a su cargo en Deutsche Post en medio de un gran...

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