SOTTO VOCE / Mexicanos en Colombia

AutorLázaro Azar

BOGOTÁ.- "Hechos, son amores", y una prueba más del amor que Ramiro Osorio profesa por su segunda patria, es el Festival México Contemporáneo que tiene lugar en el nuevo y flamante Centro Cultural "Julio Mario Santo Domingo" de la capital colombiana, hasta donde ha llevado un abanico por demás representativo de lo mejor de nuestras artes escénicas: la Compañía Nacional de Teatro, Tambuco, el Ballet Folclórico de la Universidad de Jalisco, el Cuarteto Latinoamericano y la Camerata de Coahuila que dirige Ramón Shade.

Fincado sobre 5.5 hectáreas cedidas por la Alcaldía local y con un costo de 55 mil millones de pesos colombianos que donó la familia Santo Domingo, este funcional complejo cultural de 23 mil metros cuadrados fue diseñado por Daniel Bermúdez y cuenta con una gran biblioteca, salas de internet, ludoteca, sonoteca, un teatro experimental para cerca de 300 espectadores, áreas verdes, servicios y lo que más me maravilló, su Teatro Mayor para mil 300 espectadores es un inmejorable ejemplo de lo que debe ser un espacio escénico.

Más allá de contar con todo lo que implica la tecnología de punta y una concha acústica eficiente y hasta "de buen gusto", tiene el piso de su luneta en cuchara, que es como estaba el de Bellas Artes antes de que "tuvieran" que escalonarla (con los consecuentes descalabros y torceduras de tobillos) y no solamente ofrece visión perfecta desde cualquier punto y una acústica que Baremboim considera "entre las 4 ó 5 mejores del mundo" -Maisky ha dicho que "es tan perfecta", que tocar ahí es un reto y un deleite pues "todo se oye" sin necesidad de 350 bocinas que todavía no sabemos a quién beneficiaron-, también, lo más importante: ofrece una programación de primer mundo que ya quisiéramos para un día de fiesta.

Fue en este espléndido espacio donde el viernes pasado refrendé mi apreciación sobre el refinado trabajo de la Camerata de Coahuila. Tocar Mozart "como se debe" no es cosa fácil y ellos lo hacen con incuestionable maestría. Iniciaron el programa con una vibrante lectura de la Obertura a El rapto en el serrallo, sucedido por el Concierto para piano n. 25 que tuvo en Jorge Federico Osorio, un solista...

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