Sotto Voce / Maravilloso debut

AutorLázaro Azar

Quienes el pasado domingo 16 pudimos sortear a los perredistas que nuevamente desquiciaban nuestra Ciudad y logramos acceder al Palacio de Bellas Artes, recibimos la máxima recompensa a la que cualquier melómano pueda aspirar. La última función de La Bohème pucciniana, con un elenco de nombres nacionales, menos acreditados y taquilleros, resultó ser extraordinaria.

Durante las primeras funciones, el rol protagónico a cargo de Olga Makarina había dejado bastante qué desear. Su Mimí, desangelada y apenas audible, no había emocionado a nadie. Makarina logró algo que parecería imposible: que un papel tan conmovedor pasara desapercibido; aun cuando en torno suyo se habían conjugado una serie de loables esfuerzos, una cierta frustración invadía al espectador al término de la función, ¿pues qué había faltado, si todo (o casi todo) había estado ahí?

Una analogía gastronómica me viene a la cabeza para explicarlo. Sin tener nada en contra del consomé de verduras, cuando a uno le ofrecen consomé de pollo, por muy bien sazonado que esté, el ingrediente imprescindible es el pollo, y en este consomé bohemio faltó el pollo. No hubo Mimí.

Si eso había pasado con un nombre precedido del prestigio internacional, más razón había para desconfiar de la Mimí encomendada a una muchachita cuyo nombre era desconocido para la mayoría de quienes habitualmente asistimos a la ópera.

Un pequeño vibrato en su voz se hizo evidente en su gran aria de presentación: "Sí. Mi chiamano Mimí"; sin embargo, la manera en que mantuvo su nota al final de este primer acto y fue desvaneciéndola mucho más allá de cuando se le quebró la suya a su coprotagónico, durante "Oh, soave fanciulla", dejó entrever que a diferencia de la soprano de las funciones anteriores, la de esta velada tenía sus pantalones muy bien puestos.

En el primer intermedio, cuando en broma nos preguntábamos si aquel vibrato se debería al gélido invierno en que transcurría la escena, una joven cantante me explicó que seguramente su colega estaba tan nerviosa que tendría aire en el estómago y por eso no podía apoyar bien la voz, "ojalá que se tranquilice, porque nunca he visto a nadie prepararse tan tenazmente como ella para esta ocasión que, sabe, será irrepetible; es su debut", concluyó.

Y vaya que estaba preparada, porque sin demérito del resto del elenco, fue tal el magnetismo de esta Mimí, que hicieran lo...

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