SOTTO VOCE / 'La diferencia está en el palito'

AutorLázaro Azar

Alexandría.- Hasta donde tengo entendido, este lunes atestigüé el primer concierto de una orquesta sinfónica mexicana en un país árabe. Lo sorprendente no ha sido que ocurriera en medio del momento que actualmente se vive en la franja de Gaza, sino que quien pusiera tal pica en Flandes fuere ni mas ni menos que una "orquestita provinciana" que a base de esfuerzo y disciplina, empieza a ser reconocida allende nuestras fronteras: la Orquesta Sinfónica de la Universidad de Guanajuato (OSUG).

Recordarán que hace menos de un mes este espacio reconocía que la Tercera Sinfonía de Mahler con que la OSUG participó en el reciente Festival Cervantino fue de lo mejor del 2008 y que, en su momento, también consigné los conciertos que brindó en China, pero como Egipto es otra cosa y habrá quienes se pregunten como se gestó esta gira, me permitiré algunas indiscreciones: hace un año la Royal Philharmonic Orchestra (RPO) visitó Egipto por segunda ocasión; entre el público se encontraba la Primera Dama de dicho país quien, emocionada, pidió conocer al que desde el podio logró que tan afamada orquesta la cautivara, ya que quien había empuñado la batuta durante la primera visita de tan afamado ensamble, "nomás no le dijo nada".

Continuando con el tono coloquial, sabrán que quien entonces "movió el palito" fue el único mexicano que, desde hace ya un cuarto de siglo, mantiene una fructífera relación con la RPO, el más temido y vituperado de nuestros directores: Enrique Bátiz.

Un testigo de aquel encuentro me dijo que la señora Mubarak le dijo algo así como "esta orquesta será muy buena, pero ha sido hasta que la he escuchado con usted que reconozco el por qué de su valía", e impresionada con nuestro artista, le dijo que pusiera fecha para volver a dirigir a la orquesta que quisiera... y como su orquesta principal, la Sinfónica del Estado de México acababa de concluir la gira que le llevó por 48 ciudades de los Estados Unidos, pensó que lo mejor sería incentivar a la OSUG, de la cual es asesor y director invitado desde hará unos cuatro años.

Lo que vino está siendo historia: eligió un par de obras para la primera parte, una para rendir tributo a Mendelssohn por el bicentenario de su natalicio (su obertura Las Hébridas) y otra más, también del repertorio tradicional, que permitiera aquilatar el nivel de su orquesta (la Séptima Sinfonía de Dvorak); para la segunda parte, incluyó lo más representativo de...

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