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Sonríe ante lectores

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Vincent
AutorJonathan Lomelí

Instalado en una vejez sin sombras, a todas luces feliz, uno de los más deslumbrantes escritores en lengua española, el poblano Sergio Pitol (1933), prodigó sonrisas y gentileza a sus jóvenes lectores.

Sin abandonar la naturalidad de una plácida sonrisa todo el tiempo, el Premio Cervantes de Literatura escuchó, sin desatender un instante, a los 10 universitarios seleccionados para leer un ensayo sobre alguno de los relatos, crónicas y cuentos que integran su antología Ícaro (Almadía, 2007).

Esto como parte del homenaje al autor, organizado ayer por el Instituto Tecnológico y de Estudios Superiores de Monterrey (ITESM) y Editorial Almadía, que congregó a más de 200 estudiantes de Comunicación y Estudios Internacionales de esa Universidad.

"El domingo pasado, en Bellas Artes, me hicieron un homenaje a los 75 años, fue una cosa extraordinaria porque encontré a todos mis amigos de los 50, 40 años, y ahora me gusta ver otro público, jóvenes de esta Universidad", manifestó Pitol momentos antes de que comenzara la ceremonia.

Los ensayos leídos fueron seleccionados de entre 400 textos que redactaron los universitarios del ITESM después de la lectura de Ícaro.

Escritos en términos tradicionales y sin muchas complicaciones, pero leídos con respeto y admiración por Pitol, cada uno de los textos fue recibido generosamente por el autor de Domar a la Divina Garza (1988).

Haciendo un esfuerzo para interactuar con sus lectores, dirigió un breve discurso entrecortado por el olvido repentino de algunas palabras, pero antecedido por una obra literaria que a sus 75 años lo convierte en un autor indispensable en las letras hispánicas.

Recordó que hace 15 años visitó Guadalajara en un momento difícil de su carrera. El propósito era acudir con un célebre sicólogo para que lo "desbloqueara" porque no podía escribir.

"No podía escribir, me disgustaba lo que estaba yo escribiendo", recordó.

Después del encuentro con el terapeuta que lo ayudó a superar su infecundidad creativa, Pitol por fin empezó a escribir El Arte de la Fuga (1996), un libro arriesgado, demasiado...

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