Sólo para atrevidos

AutorMario Ábner Colina

Enviado

PUENTE DE IXTLA, Mor.- El motor se pone en marcha y tan sólo un cinturón es el aditamento de seguridad del pasajero. No hay cabina, sólo los asientos.

Luego de recorrer por unos segundos la pista de despegue, el ultraligero comienza a flotar a poca altura. Después, como si encontrara una rampa en el aire, comienza a elevarse a más de mil metros.

A esa distancia de la Tierra, los árboles se ven microscópicos, y el Lago de Tequesquitengo, la mayor cuenca de agua del Estado de Morelos, parece una alberca.

Tras una vuelta de reconocimiento por el lugar, de golpe, sin avisar, Marcú Jackel, el piloto francés, apaga el motor. La aeronave se tambalea unos segundos y empieza a caer lentamente, pero él tiene estudiadas las corrientes de viento.

"No te preocupes", se escucha a través del sistema de comunicación de audífonos y micrófono, "vamos a empezar a planear".

Tal cual, como dice Marcú, el ultraligero se agarra de una ventisca y vuela en paz por minutos, como si fuera un cometa surcando el cielo, recorriendo zonas abiertas de los municipios de Puente de Ixtla y Jojutla, en Morelos.

El clima no puede ser mejor. El viento acaricia la cara y el cielo está despejado. De vez en vez, el ultraligero da giros con fuerza y obtiene velocidad. A cientos de kilómetros de distancia, se levantan el Popocatépetl, el Iztaccíhuatl y el Nevado de Toluca. La silueta de los tres se distingue con claridad. Volar es una experiencia única.

Repentinamente como parece que le gustan las cosas a Marcú (el piloto), la aeronave pierde altura y aterriza sin problemas en la pista.

Su oficio es volar

Administrado por Marcú y su socio, el holandés Hans Kohlinger, Aerodynamic de México es una compañía que ha llevado por los aires a más de 12 mil personas.

Además de ofrecer vuelos cortos y largos en una variada gama de aeronaves ligeras, como el DTA, Skyranger y el Quicksilver, los pilotos cuentan con su propia escuela de aviación.

Cualquier persona, después de 15 horas de instrucción, es capaz de pilotear un ultraligero por cuenta propia y con total seguridad, aseguran Jackel y Kohlinger. Muchos alumnos hasta deciden volverse instructores. A la fecha, han titulado a más de 300 amantes del aire. Los cursos están abiertos durante todo el año.

Por la altura, la velocidad que se alcanza y la estabilidad, la naturaleza de sus vuelos es única. Si vas, no dejes de llevar contigo una buena cámara fotográfica y una de video.

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