Sólo un sueño

AutorLuis Carrillo

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HOUSTON.- América soñó con golear al campeón de Europa con tres goles del "Pipino" ante 70 mil almas, pero a la mitad de la noche despertó. Tan sólo había sido un sueño de ocho goles, cuatro para las Águilas, cuatro para el Barcelona; un show en toda la extensión de la palabra.

Fue un choque amistoso, fue de preparación, pero cuando los blaugranas quedaban ridiculizados con un 4-1 parcial ante la escuadra azulcrema, vino el orgullo, vino la magia de Ronaldinho y todo acabó en un espectacular empate con tres goles catalanes en los últimos minutos de juego.

Víctor Valdés y Guillermo Ochoa apenas habían terminado de fajarse el suéter en sus guaridas cuando ya tenían goles en contra de Nelson Cuevas y de Rafa Márquez en los primeros 5 minutos.

Y la gente que abarrotó este monstruoso inmueble en Houston no terminaba de festejar cada anotación cuando los blaugranas cimbraron la retaguardia americanista con disparos de Eidur Gudjohnsen al poste derecho y de Ezquerro al otro palo en una misma jugada en la que milagrosamente escaparon las Águilas.

Inicio de vértigo en apenas un soplo, pero justamente así continuarían los embates, sin darle descanso a los defensas de ambos equipos.

Mientras la zaga catalana le ponía particular atención a su viejo verdugo, Claudio López, por el centro del campo la dupla de Salvador Cabañas y "Pipino" desbarató y puso en evidencia al supuesto equilibrio culé. De hecho, una combinación de estos derivó en el segundo gol de Cuevas al cruzar la media hora.

El paraguayo menos custodiado, el menos cuidado por el Barcelona, fue el más venenoso del primer lapso. Fue el delantero que evaporó al canterano que hizo pareja con Márquez en la central, Jesús Olmo.

Y cuando el bicampeón de España todavía no entendía de dónde venían los disparos, "Pipino" apareció por tercera vez y los fulminó antes de llegar al descanso, al empujar el balón a las redes tras un clásico contragolpe de muerte de Claudio López. Un deja vú de aquellas grandes escapadas del argentino con el Valencia.

El Barcelona necesitaba urgentemente a Ronaldinho y a raíz de ello vino el movimiento más esperado de la noche, junto a una cascada de nuevos rostros para el complemento con Samuel Eto'o y Deco entre ellos.

El técnico Frank Rijkaard sacó a Márquez y le dio juego a Oleguer, quien se presentó con un autogol que hizo escandaloso el marcador. Los "olés" en las gradas, tan españoles como siempre, empezaron a retumbar por cortesía de los huéspedes mexicanos.

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