Se solicita detective (II)

AutorJuan Villoro

Amediados de 2007, Richard Whelan, biógrafo de Capa, y varios directivos del ICP (Instituto de Fotografía Contemporánea de Nueva York) informaron a Trisha Ziff que los negativos de Taro, Capa y Seymour estaban en México.

Ziff era la persona idónea para entender los motivos del ICP y los de Benjamin Tarver, quien custodiaba el material desde 1992. Su trabajo en el campo de la fotografía estaba acreditado por numerosas exposiciones, años como editora gráfica en el Independent de Londres y la película Chevolution, sobre la foto más reproducida de la historia (el Che retratado por Korda). Además, Trisha vive en México y conoce nuestra barroca cortesía, donde la palabra "sí" representa un compromiso provisional que debe ser ratificado por los dioses. Sin duda, era la persona indicada para disolver los malentendidos culturales que habían impedido recuperar las imágenes más codiciadas del fotoperiodismo.

Tarver había recibido las cajas con los negativos como regalo de Graciela Aguilar, amiga de su madre. Durante tres años los guardó en un armario. En 1995 tomó un rollo y vio el rostro de Gerda Taro. ¿Quién era la hermosa mujer que interrogaba el tiempo con sus ojos? Esa imagen y la exposición de fotografías de la Guerra Civil que se presentó en México poco después, organizada por el Queen's College, lo convencieron de que tenía en sus manos algo más valioso de lo que había supuesto.

Cuando Trisha entró en escena, habían pasado 12 años desde que Tarver mandó su primera carta a Estados Unidos para averiguar algo sobre las fotos. Durante ese tiempo, su relación con el ICP se había erosionado. Para colmo, mientras más sabía sobre el tema, más difícil le resultaba actuar.

El ICP pidió a Trisha que intercediera. Quien conozca a esta promotora de cabello pelirrojo, amiga de Gerry Adams y entusiasta del arte que aún puede transgredir, sabe que vive para justificar la palabra "determinación". Trisha pertenece al género de los exploradores que zarpan con una botella de champaña, seguros no sólo de sobrevivir sino de llegar a la meta con ánimo celebratorio.

Este carácter depende de firmes convicciones. Una de ellas es la importancia del exilio. Desde que entró en contacto con el tema, Trisha vio los negativos como exiliados: el testimonio vivo de tres fotógrafos judíos muertos en acción. Taro cayó en España en 1937, Capa en Vietnam en 1954 y Seymour en Egipto en 1956. Para los tres, el fotoperiodismo fue una manera de documentar horrores que no debían...

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