Por la soleada Píter

AutorAlessandro Triacca

Atrás han quedado los días cortos y gélidos del implacable invierno ruso: hoy San Petersburgo luce su cara más elegante bajo el sol de medianoche.

Visitar esta ciudad en verano es ser partícipe de su despertar anual, cuando el río Neva ya ha olvidado su rigor de hielo y fluye libremente por los canales que atraviesan esta antigua capital zarista.

Gracias a su ubicación en la parte boreal del planeta, durante los meses de junio y julio la ciudad no sabe de oscuridad.

Son las famosas noches blancas de San Petersburgo, donde las madrugadas palidecen debido a que el sol no alcanza a esconderse del todo tras el horizonte.

Miles de turistas rusos y extranjeros vienen cada año durante el verano para presenciar este espectáculo natural, complemento perfecto para una ciudad ya de por sí seductora.

San Petersburgo fue el proyecto mejor logrado del zar Pedro el Grande, quien en 1703 colocó la primera piedra para fundar esta ciudad con la intención de acercar su imperio a occidente, su anhelada "ventana a Europa".

Esto explica el parecido que guarda San Petersburgo con las grandes capitales europeas, reconocible en la altura uniforme de los edificios y en el trazado preciso de las calles.

Aunque se trata de la segunda ciudad más grande de Rusia, con una población que supera los 5 millones de habitantes, Píter, como la llaman de cariño, conserva una atmósfera de urbe pequeña, y gran parte de sus atractivos se condensan en su barrio central.

CÁLIDAS CAMINATAS

El verano ofrece la posibilidad de explorar la ciudad a pie bajo un cielo límpido, con temperaturas que llegan a superar los 30 grados centígrados.

Lo imperdible para cualquier visitante está en las inmediaciones de Nevski, su avenida principal, la cual se extiende a lo largo de cuatro kilómetros por el corazón de San Petersburgo.

El extremo sur de esta avenida es la parte más antigua de la ciudad, donde se encuentra un monasterio construido en honor a quien también da nombre a la calle: Alejandro Nevski, Príncipe de Kiev y santo de la Iglesia Ortodoxa.

Pero los turistas vienen a este lugar en busca de apóstoles seculares, de los grandes artistas rusos que aquí se encuentran enterrados, como el escritor Fiódor Dostoievsky y el compositor Piotr Ilich Tchaikovski.

Más al norte se llega a Ploschad Vosstaniya (Plaza de la insurrección), una rotonda con un alto obelisco que conmemora la victoria del Ejército Rojo sobre las tropas alemanas, cuando la ciudad aún se llamaba Leningrado.

De frente está la...

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