Sofía Orozco / Gorditos en la mira

AutorSofía Orozco

Hoy es el tema de moda entre los Obama, pero la Presidencia de México, con todo y menos glamour, se les adelantó en la propuesta: la nueva cruzada es contra los gorditos.

En nuestro País no sólo les llevamos la delantera porque a nosotros se nos ocurrió primero, sino también porque ocupamos el alarmante lugar número uno en el mundo en cuanto a obesidad infantil.

Recientemente, el Gobierno federal firmó el "Acuerdo por la Salud Alimentaria, Estrategia contra el Sobrepeso y la Obesidad" con el que invita a todos los sectores a "echarle los kilos" al asunto, e instruye a la Secretaría de Educación Pública para que recurra a todo lo que esté a su alcance para mejorar la alimentación y promover el ejercicio en todos los centros escolares.

En Jalisco el tema ya se ha masticado bastante, aunque no por ello ha quedado bien digerido.

El Congreso local aprobó desde el 2006 una reforma a la Ley de Educación del Estado que pretendía regular a las tienditas escolares para fomentar mejores hábitos alimenticios y un estilo de vida sano. Se suponía que la Secretaría de Salud (entonces en manos de un pusilánime doctor) y la Secretaría de Educación deberían haberse coordinado para que desde el ciclo escolar que comenzó en septiembre del 2007 se implementaran los cambios necesarios, como por ejemplo, exhibir una lista de alimentos chatarra, prohibir publicidad engañosa dentro de las escuelas y, por supuesto, vigilar que en vez de frituras y golosinas se ofrecieran frutas, verduras y guisos saludables.

Ya estamos en 2010 y, como es costumbre, todo quedó en veremos. Las cafeterías y tienditas escolares siguen siendo tierra de nadie, concesiones que dan jugosas tajadas y negocio que, como cualquier otro, se rige según las leyes de la oferta y la demanda: si los niños pidieran chayotes al vapor y bocadillos de tofu con alga espirulina, tengan por seguro que eso les venderían, pero las cosas no son así.

No se necesita hacer un profundo estudio para aventurarse a afirmar que un 97 por ciento de la población infantil, con hambre, dinero en la bolsa y lejos de la mirada censora de sus padres, siempre elegirá comer cualquier chuchería.

Esperemos que ahora que el programa es federal y que por influencia de Barack Obama el tema seguirá en boga, al fin pueda implementarse.

No se trata de satanizar a todos los "alimentos de bajo valor nutricional" y mandarlos a la hoguera de una vez y para siempre, tampoco se trata de prohibirlos por ley y propiciar con ello mafia...

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