La sociedad del ocio

AutorMinerva Margarita Villarreal

Una de las cualidades que distinguen a un artista es que su producción emerge como una antena que conecta con otras latitudes, fuera y dentro de nosotros mismos.

Introduce autores que de otro modo no conoceríamos y está suficientemente enraizado en su tierra de tal suerte que si la obra se ubica en el Polo Norte, en plena canícula regiomontana sentimos frío.

Tal es el caso de "La sociedad del ocio", de Francoise Archambault, bajo la magistral dirección de Sergio García.

El director teatral nos ha permitido conocer a grandes dramaturgos, como August Strindberg, Bertolt Brecht, Klaus Mann, Ariane Mnouchkine, Tennesse Williams, Peter Brook, Arthur Miller y Fernando Arrabal.

Hoy apuesta por la obra del dramaturgo quebequense contemporáneo que, sin sus escenificaciones, ignoraríamos. Antes de "La sociedad del ocio", Sergio montó, del mismo autor, "15 segundos".

Ya con subir el público al escenario Sergio nos dice "eres parte de esta trama". Están presentes la cuarta pared y la distancia brechtiana, pero renovadas por la magia del director, que al introducirnos en el espacio escénico nos hace estar en el mundo de otra forma. Y en el teatro, como en la poesía, como en la vida: la forma es fondo.

"La sociedad del ocio" envuelve en una bonita casa a cuatro personajes cuyos nombres señalan el objetivo del escritor. Marie Pierre, Pierre Marc, Marc Antoine y Anne Marie son los protagonistas de una trama asfixiante en una asfixiante atmósfera que se desenvuelve patéticamente en la sala del matrimonio de Marie Pierre y Pierre Marc.

Los cuatro nombres se enlazan al repetir uno de los apelativos. Toda reiteración es degradación, dice Octavio Paz, y aquí hay un oscuro asunto que se revela: la sociedad del ocio es la sociedad del consumo, es la sociedad que pondera el trabajo sobre las relaciones humanas y sus vínculos se (de)generan como la producción en serie.

Hay que evitar el dolor, adoptar en vez de procrear, abortar en lugar de asumir a un nuevo ser y, sobre todo, disfrutar el sexo por encima del amor; de hecho, disfrutar el sexo aun cuando se vayan a pique las relaciones amorosas.

La joven Anne Marie, magníficamente interpretada por Janneth Villarreal, es el ángel...

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