Sociedad: Cuando la cleptomanía conquista a los comensales

AutorEileen Daspin

Cuál cree usted que es el plato favorito de Radius, el restaurante de moda en Boston? No, no es ni el celebrado cangrejo a la primavera, ni un lenguado al horno, sino las botellas para el jabón líquido que hay en el baño. "Hemos estado abiertos 600 días y han desaparecido 200 botellas", dice Christopher Myers, propietario de Radius. Eso, por no mencionar los cuchillos y los platos para el caviar; Myers incluso atrapó a un cliente tratando de escapar con dos botellas de un costoso Bordeaux.

Cuando se trata de restaurantes caros, muchos comensales estadounidenses están convencidos de que pueden robar cosas impunemente. Y no sólo ceniceros baratos; hoy se llevan desde el pan y la mantequilla hasta estatuas y arreglos florales. Hace un par de meses, en el restaurante Marcel's, de Washington, un cliente se fue con una pintura bajo el brazo.

Pero... ¿por qué hurtar en los restaurantes? Más que nada, por un sentido de derecho. Con los precios de los platos principales entre US$40 y US$50 en algunos locales, ciertos clientes creen merecer algo más que cerdo tierno en salsa de alcaparras. Otros creen que quizá un día un plato con el logotipo de un buen restaurante costará una pequeña fortuna en eBay.

Antes, estos elegantes lugares solían tener más personal que clientes, pero...

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