La sobrina sin remedio / La Playa Isla Blanca

AutorMelody Petite

Nunca acabaré de explicar lo encantada que estoy. La decisión de cambiar mi hogar a Cancún creo ha sido una de las mejores en mi vida, tener playas hermosas a unos cuantos minutos de distancia, vivir en el lugar favorito para muchos turistas y además mi nuevo trabajo es excelente, enseño el deporte que me gusta y hago ejercicio mientras trabajo, qué más puedo pedir... ¡Ahhh! y tengo casi todo el día libre, es lo mejor. A decir verdad no fue fácil tomar esta decisión, dejar amigos en Mty, a mis hermanos que son a los que extraño mucho, a la familia de Erick que siempre me han querido como si fuera su propia sangre (les mando un beso a mi suegra Flor y a mi tía Nelly, que sé que me leen), dejar la mayoría de mis cosas y empezar desde cero en una nueva ciudad es algo complicado, pero realmente tiene sus recompensas.

Hace unos días, varias personas nos platicaron acerca de una playa, se llama Isla Blanca, está ubicada en un extremo de Cancún, rodeada de mar porque es una península, gran parte de ella está cubierta de muchísimas plantas, me imagino que son manglares, aunque no estén propiamente dentro del agua; esta playa solo la conocen los habitantes de Cancún, los turistas no la visitan porque realmente no hay nada, tienes que tomar una avenida extensa, después de unos 20 minutos se acaba el pavimento y comienza la terracería, sigues este camino por otros 10 minutos rodeado de árboles, aquí es donde la naturaleza hace de las suyas, ya que los zancudos están a la orden del día; no sé a que se deba, si a mi sangre o mi humor o algo, que a mi casi nunca me pican los zancudos y la primera vez que fui visitamos esta playa todos mis amigos estaban matándose a los bichitos molestos, mientras yo decía "a mí ni me pican!", claro que mis amigos soltaron la carcajada y me hicieron verme mis nalguitas donde obviamente tenía como unos siete mosquitos bien prendidos a mis glúteos succionándome la sangre, jajajaja.

En fin, en esta playa no hay nada más que naturaleza, no hay hoteles, ni camastros, ni meseros que te lleven la chela helada a tu lugar, lo que sí vas a encontrar es a la gente que siempre está haciendo negocio, para entrar más al fondo de la península y estacionarte en un lugar alejado de la maleza, obviamente más cerca de la playa, el "viene viene" te cobra 30 pesitos, pero si no los quieres pagar puedes estacionarte a un lado del camino, ponerte 3 litros de repelente contra...

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