Sobrevive para contar su huida de Francia

AutorMarta Martínez

Danielle Wolfowitz era apenas una niña cuando conoció en Marsella al Cónsul mexicano Gilberto Bosques. Él firmó los visados de su familia para que pudieran viajar a México, donde vive desde entonces.

Era una familia burguesa acomodada de París cuando estalló la Segunda Guerra Mundial en 1939. Al principio su padre se mostró optimista ante el avance de Alemania en Francia.

"El Ejército francés es invencible y los va a derrotar en ocho días", recuerda Danielle que confiaba su padre.

En medio de la guerra, y como precaución, decidieron tomarse unos días de vacaciones fuera de París, nunca regresaron, perdieron su casa, sus bienes, lo perdieron todo. En 1940, Alemania ya había ocupado la capital francesa.

Quisieron ir a España, pero el General Francisco Franco había cerrado la frontera, así que se quedaron en un pueblo en la frontera durante más de un año.

No tuvieron ningún problema en el lugar, pero para Danielle, que apenas tenía 11 años, fue una época difícil.

"Esos años tan duros yo sólo tenía como consuelo y esperanza los años de colegio en París", recuerda.

Con el endurecimiento de la política hacia los judíos del Mariscal Phillipe Petain, Jefe de Estado de la Francia no ocupada, su familia decidió que tenía que huir del país.

Fue entonces cuando acudieron en Marsella al Cónsul mexicano Gilberto Bosques.

Los padres de Danielle habían vivido en México entre 1908 y 1916, donde trabajaron en el negocio de la joyería, por lo que decidieron que el País era el lugar ideal en el que esconderse de la persecución nazi.

El Cónsul les firmó las visas necesarias para salir de Francia. Sin embargo, había dos hechos por los que no huyeron inmediatamente: el hermano de Danielle estaba desaparecido y su cuñado era prisionero de guerra en Alemania.

Con las visas en mano, la familia decidió quedarse en Marsella a esperar noticias y mientras, por precaución, iban renovando sus documentos: el permiso para salir de Francia así como los de entrada a España y Portugal, por donde huirían a México. El Cónsul mexicano nunca puso ningún impedimento para otorgarles las visas. Danielle lo recuerda como un hombre muy humano, que se opuso a la orden del Gobierno mexicano de retirar las visas que ya había otorgado a varios judíos.

"La actitud excepcional del diplomático Gilberto Bosques no sólo salvó la vida de miles de personas sino que también dio la posibilidad de existir a mis hijos y a mis nietos, que sin él no estarían aquí. Todos nuestros descendientes son...

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