Sobreaviso / ¿Fracturar al País?

AutorRené Delgado

La sola idea de polarizar al País hasta fracturarlo suena descabellada. Pero, asombrosamente, hacia allá corre el proceso electoral.

Si fuerza, organización e inteligencia definen y nutren a la política, se está echando mano sólo de la primera. No se ve organización ni inteligencia política. Grandes y pequeños actores políticos, formales e informales, alientan la lucha por el poder, despreciando la idea de competir civilizadamente por él.

Si ese corrimiento es una pésima noticia para la democracia, peor resulta que en medio de ese combate se esté colocando a la ciudadanía como escudo humano del capricho y la ambición política. Se insta al electorado a dar rienda suelta a la pasión, sin considerar que -el 3 de julio- los mexicanos, todos, deberán cohabitar y compartir el mismo territorio, el mismo espacio.

No importa de qué se trate, valores, leyes, principios, instituciones, programas, trayectorias se están utilizando como ariete para golpear y aniquilar al contrario. Al adversario no se le quiere ver como competidor, sino como enemigo, como un sujeto del que hay que salir a como dé lugar. La gravedad del tono que se imprime a la elección es preocupante, pero lo verdaderamente peligroso es que eso ocurra cuando el conflicto social y la violencia criminal enrarecen la atmósfera.

Abrir la puerta a las pasiones, polarizar las posturas, incendiar los ánimos sin saber si hay extinguidores, es jugar al desbordamiento. Un país fracturado o dividido no integra una nación ni una república. Si quieren pelearse a muerte, dice un amigo extranjero, no veo para qué pierden el tiempo simulando y organizando unas elecciones tan costosas.

Hoy se lucha descarnadamente por el poder, no se compite civilizadamente para alcanzarlo. No hay democracia posible sin demócratas convencidos ni partidos políticos realmente estructurados.

···

Pese al afán de marcar sus diferencias, los dos candidatos punteros cada vez se parecen más.

Circunscriben sus postulados de la honestidad valiente y las manos limpias al ámbito de su exclusiva persona y se desentienden por completo de sus compañeros de viaje, de sus propios partidos o de las estrategias que emprenden. Con toda deshonestidad y suciedad se desentienden del contexto y la estructura donde se desempeñan. Los dos afilian, por no decir pepenan, los desechos del priismo y entablan alianzas que, si bien los benefician personalmente, vulneran la solidez de las instituciones democráticas. No hay diferencia en eso.

El PAN...

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