SOBREAVISO / Los tiempos cambian

AutorRené Delgado

La expresión "los tiempos cambian" advierte la necesidad de ajustarse a las nuevas condiciones o la nostalgia por aquello que se echa de menos por irrepetible. Las nuevas condiciones exigen a nuevos y viejos actores políticos ajustar su postura y actitud si quieren posicionarse en la escena actual o garantizar un espacio en ella.

En el curso de las próximas semanas tendrán que percibirse esos ajustes o, bien, asumir que el impulso de la inercia no es interminable.

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Consejeros y comisionados. A excepción del Coneval y la CNDH, la integración del colegio rector del Ifetel, el IFAI, la Cofeco y el INE ha concluido y, tan pronto como inmediatamente, comisionados y consejeros han sentido las presiones de sus padrinos o patrocinadores. Si, en verdad, esos funcionarios pretenden servir al Estado y no plegarse al gobierno, los partidos o los grupos de interés, no estaría de más que confirmaran en conjunto su autonomía e independencia.

Por separado, cada uno de esos órganos constituye una isla de poder; en conjunto, un archipiélago. Un acercamiento entre ellos consolidaría, articularía y acreditaría el poder que en conjunto integran, un poder libre y distinto al que representan los Poderes de la Unión así como los grupos interés. Un acercamiento en el que, sin desconocer el campo especializado y limitado de su actuación, se reivindique su común denominador: autonomía e independencia.

El establecimiento de puentes de comunicación -en este caso, de solidaridad- entre ellos podría reducir y resistir la presión que por separado reciben.

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Partidos de oposición. Reelecto Gustavo Madero en Acción Nacional, el chihua-huense se consolida en la presidencia de su partido. El dirigente ya no se debe a la interlocución con el gobierno ni a su integración al Pacto por México; se debe, ahora, fundamentalmente a su partido. Aun con el error de solapar la corrupción de más de uno de sus operadores, Madero jugó con inteligencia. Ahora, está obligado a cambiar los términos de la interlocución con el gobierno y la operación al interior de su partido. Sin duda, va a elevar el costo de la negociación política y a marcar diferencia con el gobierno y a verse tentado por la idea de perfilarse como un posible precandidato presidencial. Del otro lado, si el calderonismo residual insiste en ignorar el signo de los tiempos, no le resta más que escribir su epitafio. Va de derrota en derrota, creyendo que ese es el camino de su reivindicación.

El grupo hegemónico en el...

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