SOBREAVISO / Ya, en serio

AutorRené Delgado

Entre las múltiples vaciladas que Vicente Fox regaló al país estuvo aquella de proponer reformas estructurales que, a la postre, se convertían en meras buenas intenciones. En eso quedaron la hacendaria, la energética, la laboral, la de telecomunicaciones... Si la iniciativa llegaba o no al Legislativo muy poco importaba su destino porque, cumplido o no ese trámite, el Ejecutivo se desentendía de ellas. Ese síndrome parece repetirse y, por el bien del país, no debe permitirse que eso ocurra de nuevo.

La tibia defensa gubernamental de lo que pretendidamente es la más importante iniciativa del sexenio obliga a pensar dos cosas: una, el mandatario sólo quiere cubrir el expediente de haberla planteado oportunamente sin importarle su destino; dos, el mandatario quiere evitar que esa reforma se debata ampliamente y, en realidad, la intención original era sacarla en corto, al margen de la nación.

Ya, en serio, ¿pretende la reforma el Ejecutivo?

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Justifica pensar en esas posibilidades el que al mandatario pareciera importarle muy poco contar con un operador político con capacidad de armar y desarrollar la estrategia para llevar a buen puerto esa iniciativa. La secretaria Georgina Kessel no ha logrado construir un discurso político serio en defensa de la iniciativa. Se limita a argumentar que con la reforma habrá más hospitales, carreteras, escuelas, drenaje, puentes... palabras interesantes para elaborar un nuevo spot televisivo, pero no para dimensionar en el plano económico, político, comercial y militar esa propuesta.

Por otro lado, está el hecho indiscutible de que si bien la iniciativa legislativa, a tirabuzones y sin estrategia, corrió por cuenta del Ejecutivo, la iniciativa política para resistirla ha corrido por cuenta de Andrés Manuel López Obrador, que fijó parcialmente el calendario, el itinerario y la agenda del debate en torno a ella. La imaginación y la operación política del gobierno nomás no se ha visto.

Si bien son criticables los recursos políticos de los que se ha valido López Obrador, también lo es que el presidente Calderón no defienda su propuesta.

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Dada la importancia del petróleo y las múltiples lagunas que tiene la iniciativa presidencial es obligado exigir mucha mayor información para entender cabalmente la pretensión gubernamental.

El discurso oficial se basa en la autonomía y la gestión financiera de Pemex, la modernización y la transparencia en su administración y, desde luego, la exploración, la explotación y...

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