SOBREAVISO / Una oportunidad

AutorRené Delgado

Algo anda mal cuando una nación piensa que, cada seis años, debe decidir su destino y no sólo elegir a quienes deben conducirlo a él. La confusión de lo esencial con lo accidental ha provocado un daño enorme al país que, sexenio tras sexenio, regresa cada vez más desesperado al punto de partida.

Salir de ese círculo vicioso no es sencillo. Pese a la definición constitucional de la democracia, no sólo como una estructura jurídica y un régimen político sino como un sistema de vida, el empeño de los gobiernos y los partidos se ha puesto en reducirla a su expresión electoral. Reconocer, impulsar y practicar la democracia en su dimensión cabal supondría acotar el poder de los gobiernos y los partidos a partir del empoderamiento de la ciudadanía y, obviamente, eso no interesa a la clase política como tampoco a los poderes fácticos que, en la democracia tutelada y limitada, encuentran el nicho para conservar sus privilegios a costa de los derechos generalizados. Por eso, y a pesar del discurso, la élite política quiere electores de temporada, no ciudadanos de tiempo completo.

Por eso la elección de mañana reviste, como muchas de las anteriores, una importancia extraordinaria. Mañana el electorado debería volcarse en las urnas, pero no para colocar en el Ejecutivo y el Legislativo a quienes considera que traen en el bolsillo la llave del éxito nacional, sino a quienes cuentan con las claves para convocar a la nación para fijar una meta común y compartida. Si se acude a las urnas para coronar a quienes deben desarrollar una propuesta sin el respaldo del acuerdo nacional, de nuevo se estará jugando a la resta y no a la suma política.

Si el electorado cae en el garlito de darle una vuelta más al círculo, en vez de darle una oportunidad a la nación se podría pasar del desencuentro a la discordia. Por más que la propaganda quiera, no se puede votar por un proyecto de nación si no es de la nación ese proyecto. Por más que la propaganda quiera, no se puede votar por una democracia efectiva si no hay una democracia completa.

El país perdió el rumbo hace ya mucho tiempo. La muerte embellece en estos días a Miguel de la Madrid, pero, sin desconocer sus méritos, durante su administración se sustituyó el acuerdo nacional por los pactos sectoriales que marginaron a porciones importantes de la sociedad.

Desde antes, el desacuerdo nacional comenzó a gestarse pero la riqueza petrolera tendió un velo sobre su deshilvanamiento. Sin un mercado petrolero boyante, el...

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