SOBREAVISO / Un loco solitario

AutorRené Delgado

En la figura de un loco solitario se quiso explicar y sepultar el asesinato de Luis Donaldo Colosio, borrando así la presunción de una acción perversa y concertada. Se dijo que, quizá, la tensión política, contaminada por una atmósfera violenta, contribuyó a amartillar la pena de aquella triste tarde de marzo.

Hoy, se está recargando aquella tensión y atmósfera, sumándole agravantes. La violencia de estos días es criminal y tiene varios frentes. El malestar social expresa, a veces, los síntomas de la revuelta. La advertencia sobre la grave circunstancia más de una vez ha sido dicha.

Ojalá los dirigentes políticos y los acólitos que, día a día, le ponen un grano de sal a la tensión y una pizca de pimienta a la atmósfera, no estén suspirando por la aparición de un loco solitario.

Jugar con esa idea descabellada no los salvaría, terminaría por condenarlos.

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La angustia, la ocurrencia y la celada anti-política pintadas de supuesta estrategia están dictando acciones ajenas al rescate nacional, propias de un acto desesperado de sobrevivencia... y, de seguir creyendo que así se puede llegar en mejores condiciones al 2018, un desfiladero o una fractura no puede descartarse.

En vez de adoptar acciones políticas y legislativas tendientes a garantizar la elección presidencial del año entrante y ventilar la atmósfera, atendiendo el reclamo ciudadano, a la clase dirigente sólo le apura ensayar cuanto sea necesario con tal de asegurar su prevalencia. Cierra puertas y ventanas, agranda al interior su laberinto, pacta entre ella y echa mano de la política del miedo aunque a ella misma la espante... Quiere impedir a toda costa que alguien sin credencial de su selecto club pretenda desplazarlos de lo que consideran su condominio y patrimonio exclusivo.

No le interesa crear las condiciones para que, en libertad y seguridad, los electores resuelvan, por sí, el destino que les pertenece.

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Los homicidios dolosos rompieron récord en el primer cuatrimestre del año como no ocurría desde 1997. El clamor ciudadano por combatir la corrupción recibe por respuesta el engaño y el acoso -incluido el espionaje-, y la condena partidista de esa práctica sólo busca tomar ventaja en el concurso electoral. A la pobreza se le exprime el jugo y se le extiende tarjeta o credencial con restricciones, cuidando de mantenerla en los niveles de hace un cuarto de siglo. La manifiesta intervención del gobierno federal en los comicios escapa a la vista de la autoridad electoral...

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