Sobreaviso / Fuerza y velocidad

AutorRené Delgado

Lentamente, vocablos de nuestra vieja subcultura política van desapareciendo. En un buen número de casos, se ven sustituidos por términos de la nueva cultura política a la que un buen sector de la población aspira. Remover aquellos vocablos no ha sido cosa sencilla, de hecho no es exagerado afirmar que erradicarlos e incorporar nuevos términos ha costado enorme esfuerzo y sacrificio, incluso sangre.

Entre bromas y veras, el domingo 2 de julio, un amigo le decía a su hija algo que si bien parecía un sencillo comentario para consumir el tiempo que mediaba para llegar a la boca de la urna, era una larga y compleja historia. Le decía que, curiosamente, era la sexta vez que iba a votar pero la primera en que iba a elegir, mientras que ella -la flamante ciudadana- iba a votar y a elegir por primera vez. Él cumplía con el deber desde hacía décadas y, hasta ahora, lo combinaría con el derecho; ella, en un solo acto, conjugaría el deber con el derecho.

Se dice fácil pero el comentario resumía y resume una historia de -dicho arbitrariamente- más de 30 años. Y, efectivamente, muchos años ha tomado cambiar el lenguaje político en el país. Hay pues un indudable avance. Sin embargo, con motivo de la compleja situación postelectoral que vive el país, es menester formular una doble pregunta: ¿hemos construido el andamiaje de nuestra democracia con la fortaleza necesaria para afrontar los problemas que la acechan, y lo hemos hecho a la velocidad que exige un mundo marcado por el vértigo?

...

Fuera de duda está la fuerza y capacidad del Estado mexicano para diseñar y construir instituciones. Muchas de ellas le han dado perspectiva al país.

A veces, se le regatea al PRI haber tenido la visión necesaria para crear esas instituciones pero, si se sale de la mezquindad, es justo reconocer que el Estado tuvo esa fuerza y capacidad. Llámense Banco de México, Universidad Nacional, Instituto Mexicano del Seguro Social, Petróleos Mexicanos, hay toda una serie de instituciones que -si bien hoy exigen ajustes y reformas- cimentaron lo mejor de la historia nacional y garantizaron buena parte del desarrollo.

La duda está en si los ingenieros políticos de las nuevas instituciones mexicanas tuvieron la audacia de construir verdaderas estructuras resistentes a toda una variedad de problemas o bien si, apremiados por la coyuntura que presionaba, edificaron instituciones con una vida limitada y ajustadas, sobre todo, al problema que reclamaba solución en aquella coyuntura.

...

Para continuar leyendo

Solicita tu prueba

VLEX utiliza cookies de inicio de sesión para aportarte una mejor experiencia de navegación. Si haces click en 'Aceptar' o continúas navegando por esta web consideramos que aceptas nuestra política de cookies. ACEPTAR