SOBREAVISO / Certidumbre y... ¿certeza?

AutorRené Delgado

La concatenación de hechos dispares arroja por resultado una mejor perspectiva nacional y recoloca a la administración ante una nueva oportunidad, la pregunta es: ¿por qué si se logró desvanecer parcialmente la incertidumbre económica, por qué no se intenta atemperar la falta de certeza política?

El empeño, la apertura y el esfuerzo oficial desplegados en el ánimo de construir acuerdos hacia afuera, con un gobierno hostil y grosero -como lo es el de Donald Trump- que bien podría considerarse adversario, obliga a plantear por qué no se replica el ejercicio hacia adentro. Si un adversario externo es sujeto de ese trato, no otro puede dispensarse al adversario interno.

La conjugación de la certidumbre económica y la certeza política podría reimpulsar y enrielar al país en una vía menos accidentada y más segura, en la posibilidad cierta de transformar la realidad. Colocados en esa tesitura, ahí sí, cabría afirmar que no hay mejor política exterior que la interior.

· · ·

En el propósito de anular la imposición de aranceles a causa del flujo migratorio; de desactivar la intención estadounidense de clasificar como grupos terroristas a las organizaciones criminales con producción y operación aquí y negocios allá, y de asegurar el nuevo tratado comercial con Estados Unidos y Canadá, por fuerza, la administración lopezobradorista flexibilizó la postura y se mostró dispuesta a tratar, dialogar, negociar, hacer concesiones y acordar con quien muy probablemente no quisieran ver ni en pintura.

Hay, desde luego, quienes hacen ya un escándalo tanto de la experiencia como de la eventual secuela del resultado obtenido, pero nomás de imaginar que aquellas amenazas se hubieran cumplido y el tratado comercial quedara en suspenso, el Ejecutivo mexicano se estaría tronando los dedos y el país, los huesos. Se estaría en una situación todavía más complicada que la prevaleciente.

La pretensión lopezobradorista de constituirse en gobierno y transformar la realidad se hubiera quedado en discurso sin sustento y, quizá, la administración hubiera protagonizado lo mismo que las anteriores gestiones: preocuparse por que no ocurriera nada, en vez de ocuparse en hacer algo.

Aun sin conocer a ciencia cierta el calado de las concesiones hechas y el costo final de ellas, se consiguió sortear la coyuntura, los terribles efectos que hubiera acarreado y, claro, disipar parcialmente la incertidumbre económica.

· · ·

De modo colateral al anuncio de la aceptación de los gobiernos de...

Para continuar leyendo

Solicita tu prueba

VLEX utiliza cookies de inicio de sesión para aportarte una mejor experiencia de navegación. Si haces click en 'Aceptar' o continúas navegando por esta web consideramos que aceptas nuestra política de cookies. ACEPTAR