SOBREAVISO / El cambio como apuesta

AutorRené Delgado

Entender la posibilidad del cambio como una apuesta supone por naturaleza ganar o perder. En esa tesitura y pese a la voluntad, el deseo, la fuerza y la enjundia de la porra y la contraporra, nada permite asegurar de antemano el resultado ni el beneficio del país.

Eventualmente -y sería terrible-, se puede empatar. Ello implicaría, sin embargo, un elevado costo: ni se terminaría de desmontar la vieja estructura ni de montar la nueva, dejando por saldo un país desvencijado aún más disfuncional, un tiempo perdido, un sentimiento de frustración y, todo ello, el despilfarro de la oportunidad de replantear el horizonte nacional.

El afán de dar la batalla contra la impunidad, la inseguridad y la desigualdad concluiría en un vano y vacuo esfuerzo. Un ejercicio que, en su nulidad, dejaría expuesta la incapacidad de encontrar la salida al laberinto que, desde hace décadas, frustra un desarrollo nacional más equilibrado, justo y compartido, y anima el desencuentro y no el reencuentro.

Ese estadio supondría más peligros que riesgos. Partidos los partidos, frágil la democracia, enconadas las posturas, agotadas las opciones, estancada la economía, boyante la violencia criminal y a punto la social..., de brujos adivinar la expresión del hartazgo y el malestar.

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La tensión dominante en estos últimos días advierte la amenaza de convertir la oportunidad política en una calamidad.

Los excesos y la intolerancia mostrados por quienes impulsan y resisten el cambio evidenciaron la falta de ánimo, disposición, sacrificio y capacidad para tender puentes. Sin un entendimiento mínimo entre las partes no se va a resolver el desafío planteado por el entorno económico y la falta de recursos, ni se podrá sentar la base necesaria, común y compartida para realizar la transformación que el país exige. Si, en verdad, se quiere darle perspectiva a la nación en su conjunto y no sólo a éste o aquel otro sector, es menester tender, no dinamitar puentes.

Sacar del rancho al payaso con botas para "darle en la madre a la Cuarta Transformación" habla del hundimiento, no del replanteamiento de Acción Nacional. Reivindicar la vía armada como auténtico germen del cambio democrático no llama a remontar el pasado, sino a regresar a él. Solicitar sin ton ni son la desaparición de poderes aquí o allá habla de una absoluta pérdida de la noción política. Sostener como coordinadores de la oposición en el Senado a personajes sin autoridad política ni moral para parlamentar o negociar...

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