Sobreaviso / Asuntos menores

AutorRené Delgado

La cruda postelectoral y el espectáculo non-stop del Gobierno y los partidos políticos lo abarca todo. La feria de descalificaciones donde -conforme a la nueva costumbre- la imbecilidad del adversario y no el atributo propio constituye el eje de la virtud política, deja de lado otros asuntos que marcan el rumbo de un país a la deriva.

Esos otros asuntos pasan de noche, se pierden. Ni con el gasto de un boletín o comunicado los abordan los actores políticos. Insisten en resbalar responsabilidades, en hurgar en el cascajo de su derrota, los desechos rescatables. En fijar toda la atención en el reparto del poder, sin saber para qué quieren el poder. Muy poco les importa lo que ocurre en el país y la dirección en que van todos estos otros asuntos que perfilan problemas en el horizonte.

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Las muertas son nuestras, que nadie las toque. La pila de cadáveres en Ciudad Juárez aumenta. Siguen muriendo mujeres en esa ciudad fronteriza. Lleva Germán Dehesa 68 días preguntando al Procurador de la República qué tal duerme frente a ese asunto y el Procurador, el Gobernador, el Presidente de la República muestran, día a día, que su sueño es imperturbable. Las muertas de Juárez no los conmueven. El único que, sobre ese asunto, tuvo una pesadilla que le arrebató el sueño, fue el gran ombudsman José Luis Soberanes. Le molestó sobremanera que el Juez español Baltasar Garzón manifestara interés en el asunto y disposición a revisar cómo es posible que las mujeres mueran en la frontera sin que la autoridad se conmueva. En un arrebato nacionalista, el ombudsman salió a reclamar derechos soberanos sobre las muertas que, quizá por lo mismo, muy poco le importan. Años han transcurrido frente a ese problema, Gobiernos municipales, estatales y nacionales han alternado en el poder y ninguno se ha comprometido en detener esos homicidios que avergüenzan. Vienen peritos de aquí o de allá, como oferta de temporada vienen las consabidas declaraciones asegurando que se dejará caer todo el peso de la ley sobre los asesinos, pero las muertas siguen apareciendo. En un arrebato de propaganda, hasta Elba Esther Gordillo les ha dedicado un desplegado a las muertas y la señora Marta siempre tan dispuesta a hablar sobre los asuntos que lastiman a la sociedad hasta alguna reflexión les ha dedicado, pero ninguna se ha comprometido a fondo con ellas. Duermen bien las autoridades, la pila de cadáveres no las inquieta. Sólo el ombudsman se despierta cuando algún forastero quiere ponerse...

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