SOBREAVISO / Acciones sencillas

AutorRené Delgado

Hay vértigo, no necesariamente movimiento. Gira y gira sobre su propio eje la violencia criminal y la incertidumbre política, creando la ilusión de enorme dinamismo. No hay tal, es el mismo suceso que se repite y sólo releva a quienes lo protagonizan o al lugar donde ocurre. A ese vértigo sigue la pérdida del sentido del equilibrio y el trastorno del juicio.

Un crimen sucede a otro y la impunidad condecora la fechoría. Una indecisión o una trapacería política sucede a otra y la subcultura del engaño corona a la mentira. Eso es lo que sucede.

Ese vértigo acelerado por la impunidad y esa incertidumbre acelerada por la incapacidad sólo pregonan un desastre superior al prevaleciente. La talla de las autoridades y dirigentes políticos no da para frenar el vértigo ni reponer la certidumbre. El País les queda grande y su interés está puesto en conquistar la ruina en que lo están convirtiendo.

Las muertas del Estado de México reviven por la plusvalía electoral que ahora representan. Los ajustes en el Gabinete derivan no de la necesidad del Gobierno, sino del partido. Los liderazgos partidistas, es un decir, reflejan la descomposición y la división de sus respectivas organizaciones. A la violencia criminal se suma la violencia política y su impunidad anima la violencia desorganizada: se abarata la vida, contratar a un asesino no es tan caro.

Así, el Estado de Derecho no se fortalece, se reblandece. La consolidación de la democracia no se atora, retrocede. Cada suceso, en medio del vértigo, confirma que el País está gravemente herido. Obviamente, la actual generación de políticos no lo va sacar del atolladero en que se encuentra. Ni caso tiene pedirles que lo intenten. Ni pueden, ni les interesa. Quizá, se les pueden exigir unas cuantas acciones para que no se hunda más y para mandar la señal de que algo puede hacerse. Algo, por pequeño que resulte.

En el campo de la seguridad, el Gobierno debería dejar el discurso de la grandilocuencia de su lucha y las cuentas alegres sobre la pila de cadáveres donde camina, para escoger cinco asuntos que marquen un alto a la impunidad.

No se trata, desde luego, de cinco conferencias de prensa como las que le encantan al Gabinete de Seguridad, donde los delincuentes o los portavoces hablan y hablan de lo que quieren hablar, pero no de lo que la sociedad quiere escuchar. Reveladoras declaraciones de criminales detenidos con nulo valor ministerial o prometedoras declaraciones oficiales con nulo respaldo en la...

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