SOBREAVISO / 253 días

AutorRené Delgado

No es mucho, son sólo 253 días...

Apenas un suspiro en cuanto al tiempo se refiere, pero un reto en cuanto al espacio toca. Tiempo corto y espacio estrecho, afectados por una tensa y peligrosa atmósfera, donde en el marco de la creciente confrontación y polarización, cualquier descuido, exceso o desbocamiento en el curso y la ruta de esas jornadas podrían descarrilar o, incluso, quebrar no sólo a la administración, sino también a la democracia y la economía.

Aun cuando no se ve distante el domingo 6 de junio del año entrante -día de las elecciones, donde por la homologación de la fecha de los concursos se juega mucho poder-, llegar bien y enteros a esa cita no es cosa sencilla. Demanda caminar rápido, pero con pies de plomo y sin incurrir en actos desesperados, aun cuando urjan definiciones en favor de la certeza política y la certidumbre económica.

Días tensos en los cuales será menester contener sin provocar a los grupos tentados por la idea del motín e ilusionados con la posibilidad de fracturar la civilidad y la institucionalidad política, cobijando su intención bajo tiendas de campaña en la plaza de la Constitución.

Denigrar o pervertir la política en esta circunstancia, es invocar a la violencia. No faltan muchos días para las elecciones, pero sí son complicados. Transitarlos para recalibrar en las urnas el peso y el contrapeso político y, con ello, rectificar o ratificar el rumbo exige mucha mayor organización, serenidad e inteligencia por parte de los actores y factores involucrados en la lucha por el poder.

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La fortuna, a la cual el presidente López Obrador concede importancia en la posibilidad de un gobierno, le jugó las contras al mandatario y, aun reconociéndola, pretende soslayarla.

La epidemia contagió a su proyecto, dificultándolo, cuando no paralizándolo. Y, por si ello no bastara, el virus no sólo no cede, sino amenaza con una segunda ola que, combinada con la influenza estacional, podría llevar al país de la catástrofe a la calamidad, haciendo de pronóstico reservado la recuperación de la salud y el rescate de la economía. De no advertir ese peligro y contenerlo en lo posible, lo peor no habría pasado, estaría por venir. Por lo pronto, más de 75 mil muertos y más de un millón de empleos perdidos dan cuenta de su fuerza devastadora. Un luto y un dolor difíciles de superar, habiendo duda sobre la pertinencia de la estrategia adoptada ante el infortunio.

Quizá, en el contagio del proyecto, se explica la desesperación...

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