'Sigo en pie de lucha': Cuellar Salinas, sobreviviente de Tlatelolco

CIUDAD DE MÉXICO, octubre 2 (EL UNIVERSAL).- Raúl Cuellar Salinas, su hermana María y su mamá estuvieron en el mitin del 2 de octubre de 1968, en la plaza de las Tres Culturas. Pudieron escapar de los balazos porque cada quien iba por su lado.

A 50 años de aquel "miércoles trágico", el ahora profesor de la Escuela Superior del Instituto Politécnico Nacional aseguró que los mexicanos deben seguir luchando por una nación sin violencia y buscar una participación activa en la democracia del país.

"Salimos de la balacera por suerte; mi hermana estudiaba en la Voca 7 y yo era alumno de la Escuela Superior de Economía del Poli. Mi mamá apoyaba el movimiento y quiso escuchar los discursos de los líderes. Nunca entendimos por qué la represión. No veníamos armados, había muchos civiles, vendedores... en fin, a los que seguimos nos toca seguir luchando, exigir un país sin tantos muertos y desaparecidos".

En 1968, Raúl tenía 21 años. También estudió en la Vocacional número 7 y un año antes del movimiento estudiantil participó en la huelga en apoyo a la Escuela Superior de Agricultura "Hermanos Escobar".

"Todo el Politécnico, Chapingo y otras escuelas nos fuimos a huelga; duró una semana y se resolvió de manera favorable, pero ese movimiento fue antecedente del 68".

Admite que ya en el movimiento nunca fue dirigente del Comité pero sí participó en todas las actividades, marchas, boteos y mítines. "Estuve en el Centro Histórico el 26 de julio. En esa marcha hubo represión, después nos fuimos a la escuela de Economía y supimos cuál era el pliego petitorio. Me tocó estar en los combates por defender la Voca 7 y el Casco de Santo Tomás".

El 2 de octubre Raúl tuvo que cumplir con un encargo del Comité de Huelga, acompañar a un chico apodado "Karamazov" hasta el Edificio Chihuahua. "Él vivía por la colonia San Simón. Fui por él y al llegar a Tlatelolco quise acompañarlo hasta el tercer piso, desde donde hablarían los oradores, pero no me dejaron. Entonces me fui caminando hacia el 15 de septiembre, por donde están las astas banderas, y ahí me encontré con dos amigos".

Se trataba de Luis Carrión, compañero de carrera y profesor de inglés, y Juan Hurtado, alumno de la Esime, "quien no tenía una pierna porque de niño tuvo polio".

"Decidimos irnos a un extremo de la plaza porque si se ponía violento el asunto él no podría correr muy rápido. Quizá fue eso lo...

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