Cómo se siente el dolor no depende de la lesión corporal.

AutorFajardo-Chica, David

La experiencia del dolor suele caracterizarse por su temporalidad, localización, intensidad, por qué tan desagradable se experimenta y la manera particular en el que se siente (como "caliente", "un latigazo", "profundo" u "hormigueante"). Estas últimas son las cualidades sensoriales del dolor (csd). Discuto aquí la tesis representacionista según la cual las csd se explican por un contenido mental que describe la naturaleza del daño corporal. Desarrollo dos argumentos en contra de la regularidad que tal tesis supone entre las csd y la naturaleza de la lesión, y presento evidencia a partir del "Cuestionario del dolor de McGill", un instrumento clínico para la comunicación del dolor. Concluyo que la lesión corporal y las cualidades sensoriales del dolor no covarían como supone esta forma de representacionismo.

Palabras clave: representación mental; cualidades sensoriales; conciencia fenoménica; filosofía de la mente

The experience of pain is usually characterized by its location, intensity, temporality, unpleasantness, and sensory qualities (such as "hot", "like a lash", "deep" or "tingling"). Here I focus on the thesis according to which pain sensory qualities are identical with mental representations of bodily damage. I develop two arguments against this, one based on cases of pain absence and another based on pain variability. In the absence argument, I discuss clinical evidence on episodic analgesia, where individuals experience a painless period of time after being injured. In the variability argument, I discuss the "McGill Pain Questionnaire", evidence in clinical settings which shows how variable the relation between pain and the nature of the injury actually is. I conclude that pain sensory qualities and physical damage do not covary, as the strong representationalism supposes.

Keywords: mental representation; sensory qualities; phenomenal consciousness; philosophy of mind

[How a Pain is Felt Does not Depend on Bodily Damage]

Introducción

Trate de recordar un dolor "caliente", uno "punzante" y otro "agudo". Estas características del dolor se conocen como sus cualidades sensoriales (csd). Es fácil pensar que se explican en virtud de la naturaleza de cierto daño corporal asociado. Así, por ejemplo, pueden relacionarse con daños específicos en los tejidos: una quemadura, un pinchazo o una lesión profunda. Si bien esta intuición es incorrecta, predomina en los estudios filosóficos como una presuposición de regularidad entre las csd y la naturaleza del daño corporal asociado.

Una punzada es un dolor que representa un trastorno breve y ligero. Un dolor palpitante es el que representa un trastorno de pulsaciones rápidas. [...] En el caso de un pinchazo, el daño pertinente se representa con un comienzo y un final repentinos en la superficie o inmediatamente debajo de ella, y cubre una zona muy pequeña. Un dolor lacerante es el que representa un daño que implica el estiramiento de las partes internas del cuerpo (por ejemplo, los músculos). (Tye 1995b/2003, p. 337)

En el debate contemporáneo se suele aceptar que la aportación cognitiva del dolor es doble (Bain 2013; Bain 2017; Bain 2019; Cutter y Tye 2011; Cutter 2017; Klein 2007; Tye 1995b/2003; Tye 2005; Martínez 2011). Por un lado, el dolor indica propiedades de un daño físico asociado; por otro, motiva a tomar rumbos de acción conducentes a la protección y rehabilitación del daño corporal. Desde esta perspectiva, el componente indicativo está constituido por las csd que indican la naturaleza física del daño asociado, la localización del dolor que indica la localización del daño asociado, la intensidad que indica la gravedad del mismo y la temporalidad que indica su inicio y fin. En este respecto, buena parte de la discusión actual se ha alejado de la concepción del dolor según la cual es sólo una sensación, un estado cualitativo sin contenido intencional (p.e., McGinn 1997, pp. 8-9; Rorty 1979, p. 22; véase Corns 2013 para los buenos argumentos que tenemos para rechazar que el dolor sea sólo una sensación).

Mientras que la atención filosófica reciente se centra en el papel motivacional y en la fenomenología de lo desagradable (Aydede y Fulkerson 2014; Bain 2013; Bain 2017; Bain 2019; Hardcastle 2017; Klein 2007; Martínez 2011; Sapién 2020a), la concepción de que en el dolor hay un aspecto sensorial que nos informa acerca de un daño vinculado ha permanecido sin mucha controversia en la filosofía de la mente y es parte del núcleo de las propuestas actuales dominantes: la versión original del representacionismo fuerte (en la que el componente sensorial se considera suficiente para explicar la totalidad de la experiencia del dolor; cfr. Tye 1995b/2003; Tye 2005; Cutter y Tye 2011; Cutter 2017), el imperativismo mixto (Klein 2007; Martínez 2011) y el evaluativismo (Bain 2013; Bain 2017; Bain 2019) en el que, además del componente sensorial, se agrega uno motivacional.

En este artículo argumento en contra de estas teorías y de cualquier otra que conceptualice a las csd de manera similar. Intento mostrar que la forma en que se siente el dolor no muestra regularidad respecto a la naturaleza del daño tisular asociado. Para ello, echaré mano de la evidencia en la investigación clínica que se realiza mediante el "Cuestionario del dolor de McGill", con el cual los pacientes expresan la compleja experiencia subjetiva del dolor a partir de una silueta corporal y términos descriptores acerca de lo que sienten. Tomaré como insumo para mis argumentos la aplicación de este instrumento a pacientes con diferentes lesiones. Mostraré que la forma en que se siente el dolor no covaría con la naturaleza de la lesión asociada.

Mi objeción tiene antecedentes. Se suma a otras críticas que denuncian una forma de disparidad estructural (structural mismatch) entre "las cualidades sensibles y las propiedades físicas involucradas causalmente en la producción de las experiencias sensoriales correspondientes" (Cutter 2017). Por ejemplo, Pautz 2014 ha llamado la atención hacia las observaciones psicofísicas de que la intensidad percibida del dolor no corresponde con magnitud física alguna como, por ejemplo, los niveles de estimulación periférica. Esto sugiere que la intensidad del dolor no representa propiedad alguna del daño tisular.

Desarrollo mi crítica de la siguiente manera. Inicio con una delimitación de las csd mediante los descriptores del "Cuestionario del dolor de McGill". A continuación presento dos argumentos que tienen la forma de una disparidad estructural para el caso de las cualidades sensoriales del dolor. En uno presento evidencia de daño corporal sin csd. En el otro, evidencia de distintos daños corporales que se expermientan con la misma csd. A continuación, respondo al que considero el reparo más fuerte en contra de ellos; en breve, que las faltas de regularidad que señalo se deben a la acción de mecanismos de modulación del dolor. Presentaré razones para descartar tal interpretación. Por último, de acuerdo con la evidencia, concluiré que no hay razones, más allá del prejuicio del sentido común, para pensar que cómo se siente un dolor depende de la naturaleza de la lesión.

  1. ¿Cuáles son las cualidades sensoriales del dolor?

    La experiencia de dolor suele caracterizarse por varios aspectos o propiedades. Por un lado están las de temporalidad (cuándo inicia un dolor, por cuánto tiempo persiste, cuándo finaliza), las de ubicación (en qué lugar ocurre), la intensidad (qué tan suave o qué tan fuerte es) y su carácter desagradable (las maneras en las que puede ser molesto; cfr. Sapién 2020a). Por otro lado, está la categoría en la que se centra este artículo: las cualidades sensoriales del dolor (CSD), las cuales se refieren a los aspectos sensoriales que, más allá de los ya señalados, hacen que una experiencia de dolor sea particular.

    Tómese el ejemplo de las cualidades que hacen diferente un dolor de muelas de un dolor de espalda, el que uno sea agudo y vibrante mientras que el otro se sienta como un retorcijón caliente. A continuación propongo una manera de delimitar el conjunto de csd que saca provecho de las soluciones prácticas del campo de la medicina. Frente al desafío de establecer vías de comunicación entre el paciente y el personal que presta atención clínica, se han diseñado diversos instrumentos que apelan tanto a escalas (numéricas o visuales) como a términos descriptores (de diversos tipos) con el fin de establecer pormenores del dolor experimentado.

    Un instrumento popular es el "Cuestionario del dolor de McGill" (MPQ por sus siglas en inglés; Melzack y Torgerson 1971; Melzack 1975; Melzack y Katz 2006). Este cuestionario incluye un extenso catálogo de términos descriptores de las cualidades sensoriales del dolor que reproduzco en la Tabla 1 y que servirá para hacerse una idea acerca de la amplia gama de variabilidad fenomenológica de las CSD. Este instrumento cuenta además con una silueta humana para señalar la ubicación del dolor y escalas para medir la intensidad que no reproduzco aquí. He agrupado los términos descriptores relevantes a partir de las categorías a las cuales pertenecen.

    Los treinta descriptores reflejan un espectro variado de formas en las que se puede experimentar un dolor. La filosofía de la mente contemporánea se enfrenta a la pregunta de cómo entender la experiencia consciente en el marco de una visión naturalista del mundo. Las últimas décadas han sido fructíferas en el surgimiento de proyectos reduccionistas que buscan equiparar la conciencia fenoménica con entidades postuladas por las ciencias naturales. En lo que sigue del artículo me ocuparé de presentar una teoría que identifica la conciencia con cierto tipo de entidades postuladas por las ciencias cognitivas y la manera en la que fracasa al explicar las cualidades sensoriales del dolor.

  2. ¿Qué representan las cualidades sensoriales del dolor?

    Una línea de investigación prominente en la filosofía de la mente contemporánea busca dar...

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