Siembra y Cosecha / Esperanza Frustrada

AutorFernando Mayorga Castañeda

Leíamos en MURAL del lunes pasado, un reportaje de Jorge Velazco señalando que algunas empresas procesadoras de leche incumplen la norma, ya sea por aspectos de etiquetado o de contenido, y que siguen dándose situaciones que llevan a la confusión del consumidor.

Platicando con Sergio Soltero Gardea, director del COFOCALEC, organismo certificador de la calidad de la leche, surgieron algunos datos interesantes.

La elaboración de la norma oficial mexicana 155, involucró a los integrantes de la cadena productiva de la leche y, con mucho esfuerzo, se pusieron de acuerdo trabajando durante más de dos años en que lo que pretendía normar la comercialización de este producto y, entre otras cosas, separar lo que es leche de lo que no lo es, de manera clara y sin artificios, para que el consumidor no recibiera gato por liebre.

Los mismos ganaderos estuvieron muy esperanzados con la promulgación de esta norma, ya que imaginaron que, a raíz de la misma, las empresas serias y las no tanto se dedicarían a responder a las exigencias de los consumidores, premiando a los productores que les entregasen leche de calidad.

Desgraciadamente, no ha sido así. Las mismas limitaciones de recursos que tiene la Profeco, encargada de vigilar el cumplimiento de más de 200 normas oficiales mexicanas, le restan contundencia.

Además de lo anterior, con el afán de aceitar la actividad económica, el Gobierno del Presidente Fox autorizó una mora regulatoria que, de alguna manera, pudiera aflojar la presión que deben ejercer las autoridades para el cumplimiento normativo.

Esta situación está afectando a productores, particularmente a los pequeños, que han hecho esfuerzos extraordinarios por aumentar la calidad de su producción, sin que ésta se vea recompensada vía precio, precisamente porque no funcionan los mecanismos que se diseñaron para tal efecto, como es la NOM155.

Actualmente, ha trabajado por alrededor de 18 meses en la normalización de quesos, leches fermentadas y yogures, pero las negociaciones para poner de acuerdo a todos los eslabones de la cadena productiva se traban cuando se ven afectados los intereses económicos de alguno o algunos de los participantes.

En todo esto, además de los productores, pierden los consumidores. Lo mejor sería que tuviéramos organismos civiles de representación de los mismos, que presionaran para exigir el cumplimiento de la ley y no dejaran opción a fijar plazos de tolerancia mayores a los estrictamente necesarios para la adaptación de...

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