Sexualidad y discapacidad

AutorVivianne Hiriart

Tener una discapacidad no implica el fin de la vida sexual. Hay que hacer algunas adecuaciones, es cierto, pero se pueden encontrar alternativas que permitan disfrutarla. En el caso de las discapacidades motoras adquiridas tras un fuerte accidente o producto de una enfermedad degenerativa, la persona experimenta un complejo proceso de aceptación y adaptación a sus nuevas circunstancias de vida que, con frecuencia, la llevan a dejar de lado su sexualidad, lo que le genera una frustración adicional.

Depresión y deseo sexual

La depresión asociada a la aparición abrupta o paulatina de una discapacidad suele afectar directamente el deseo sexual. Especialmente al principio, la percepción que tiene la persona de sí misma se ve afectada. Suele sentirse poco atractiva sexualmente y percibirse como una carga para su pareja, quien muchas veces participa en varios de los cuidados que necesita. Sin embargo, buscar alternativas para retomar las muestras de afecto y la cercanía sexual ayuda a romper el círculo vicioso generado por no sentirse atractivo, evitar el contacto, sentirse frustrado y deprimido por ello.

¿Inmovilidad no es igual a asexualidad?

Pensar en inmovilidad de la cintura para abajo o, aún más, del cuello para abajo, puede hacernos suponer que tampoco hay sensibilidad ni posibilidad de respuesta sexual. Pero esto no es así. En el caso de los hombres, muchos mantienen la capacidad de erección, de eyaculación e incluso pueden procrear; y en los casos en los que se ve afectada, se ha observado que los fármacos para la disfunción eréctil pueden ser de gran utilidad. En las mujeres con discapacidad motora que no perciben ninguna sensación directa en los genitales, las fantasías, los estímulos dirigidos a otras zonas del cuerpo o los percibidos por otros sentidos distintos al tacto (como visuales, auditivos o el afecto y sensualidad mismas) pueden provocarles reacciones en la zona de la pelvis e incluso hacer posible experimentar orgasmos. Y además, la experiencia afectiva en sí misma, la de sentirse querido y deseado, así como la cercanía física contribuyen a mejorar la autoestima, el estado de ánimo y el vínculo de pareja.

Pero ¿cómo moverse en ese momento?

Si solo una de las personas tiene la discapacidad motora, la otra puede tomar un papel mucho más activo. No obstante, existen nuevos accesorios diseñados especialmente (por un hombre con discapacidad motora) para permitir que ambas personas puedan tener una mayor libertad de movimiento y...

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