Sergio Sarmiento / Sospechosismo

AutorSergio Sarmiento

"Durante los hospitalarios domingos en el jardín de su casa, Daniel Cossío Villegas prevenía contra lo que él llamaba el sospechosismo, es decir, la tendencia a desconfiar, dudar, recelar de todo."

Carlos Fuentes

Los legisladores panistas de la capital exigen la renuncia de Emilio Álvarez Icaza, presidente de la Comisión de Derechos Humanos del Distrito Federal, por no haber presentado una controversia constitucional en contra de la ley que despenaliza el aborto. Los perredistas, mientras tanto, demandan que sea José Luis Soberanes, presidente de la Comisión Nacional de Derechos Humanos, el que renuncie y la razón es, precisamente, que ha presentado esa controversia.

No debe sorprendernos. Los políticos en nuestro país no entienden, no han entendido nunca, la función de un árbitro o una autoridad. Para ellos el único funcionario que vale es el que accede a todos sus deseos. Quienquiera que se oponga a sus designios debe ser, por definición, corrupto, perverso o tonto... o alguna combinación de los tres.

Los panistas, que hasta hace poco se mostraban satisfechos con el desempeño de Álvarez Icaza por sus cuestionamientos al Gobierno perredista de la capital, hoy lo consideran absolutamente inaceptable por haber rechazado respaldarlos en su intento por echar para atrás la despenalización del aborto. Y los perredistas, que tanto aplaudieron a José Luis Soberanes cuando éste señaló violaciones a los derechos humanos por parte de la fuerza pública federal y estatal en San Salvador Atenco y Oaxaca, hoy exigen su renuncia por las decisiones que él y su equipo han tomado en los casos de la indígena Ernestina Ascencio (o Ascensión) y de la ley capitalina sobre el aborto.

El coordinador de los diputados federales del PRD, Javier González Garza, declaró ayer: "Es vergonzoso que la Comisión Nacional de Derechos Humanos ahora sea el defensor de los intereses del Ejecutivo". Ni en el caso de Soberanes ni en el de Álvarez Icaza se permiten los críticos suponer que el funcionario haya tomado una decisión por convicción. La sospecha es que sólo pueden haber actuado por sumisión o por corrupción.

El sospechosismo parece endémico en nuestro país. Surge de la idea de que nadie en México puede dar paso sin huarache. Todos somos culpables de corrupción mientras no demostremos lo contrario... o incluso si lo demostramos.

Los presidentes de las comisiones de derechos humanos no son las únicas víctimas del sospechosismo. Ahí están los consejeros del IFE...

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