Sergio Sarmiento / Santa Inquisición

AutorSergio Sarmiento

"Si no creemos en la libertad de expresión para la gente que despreciamos, entonces no creemos para nada en ella".

Noam Chomsky

El presidente López Obrador se ha negado a hacer comentarios sobre el asalto al Capitolio del pasado 6 de enero tras la incitación de Donald Trump a sus simpatizantes: "Nosotros siempre hemos actuado con respeto a la política interna de otros países -afirmó el 7 de enero-. Así lo establece nuestra Constitución... No vamos nosotros a intervenir en estos asuntos que corresponde resolver a los estadounidenses".

Sí ha expresado preocupación, en cambio, por la censura de las redes sociales a los mensajes de Trump: "Leí la carta del dueño de Face y lo sentí con mucha prepotencia, con mucha arrogancia", dijo. Después afirmó: "No puede ser... que una empresa particular se erija en la institución mundial... de la censura, como la Santa Inquisición de nuestros tiempos".

Entiendo que el Presidente está poniendo sus barbas a remojar: no quiere que en algún momento las redes puedan censurarlo a él, como a Trump. Por eso ha pedido al Concacyt y a otras instituciones que busquen opciones para reemplazar las redes internacionales a fin de que "en México no haya censura". Ayer declaró, por otra parte, que buscará el apoyo del G20 para evitar que las redes apliquen censuras.

En esta ocasión estoy de acuerdo con AMLO, aunque el problema, desde mi punto de vista, no es que "una empresa particular" se erija en una nueva Santa Inquisición, sino que un monopolio de comunicación cualquiera, público o privado, se convierta en censor.

Los defensores de la censura han afirmado siempre que la libertad de expresión no es absoluta y añaden que Trump transgredió los límites de esta libertad. En parte lo hizo, dicen, al mentir descaradamente, por ejemplo, al afirmar que había sido objeto de un inexistente fraude electoral. Pero si los medios tradicionales o las redes sociales censuraran todas las mentiras, tendrían que proscribir buena parte de lo que dicen los políticos.

Más al punto me parece la posición de que había que censurar a Trump por su incitación a la violencia. Uno de los pocos límites que, a mi juicio, se puede poner a la libertad de expresión es la incitación a la violencia. Ha habido una discusión amplia sobre si realmente Trump pidió a sus seguidores que tomaran el Capitolio con violencia, pero por lo menos esta sería una razón sensata para pedir una censura a los mensajes específicos que lanzaron la incitación, aunque no a todas...

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