Sergio Sarmiento / Papa anticapitalista

AutorSergio Sarmiento

"La cultura del bienestar nos anestesia y perdemos la calma si el mercado ofrece algo que todavía no hemos comprado".

Papa Francisco

En su reciente gira por Bolivia, el Papa Francisco recibió del Presidente Evo Morales una cruz de madera en la forma de una hoz y un martillo.

El Pontífice escuchó con atención la explicación del Mandatario boliviano acerca de la cruz, reproducción de otra hecha por el jesuita español Luis Espinal, quien murió asesinado, y aceptó sin cuestionar el símbolo comunista. Me pregunto qué habría hecho si le hubieran entregado una cruz gamada nazi.

Jorge Bergoglio es un Papa cercano a la gente. Muestra un especial cariño por los pobres y un saludable desprecio por los símbolos del poder y la riqueza.

Comprende, además, que la pobreza no se supera con simple caridad: "No basta con dar un sándwich si no se acompaña de la oportunidad de aprender a caminar sobre sus propios pies. La caridad que deja a los pobres tal y como están no es suficiente".

Es además un Papa abierto que sorprendió al declarar: "¿Quién soy yo para juzgar a los gays?".

Francisco, sin embargo, comparte muchos de los prejuicios comunes sobre los mercados: "El pan de alguna manera participa en lo sacro del hombre", ha dicho, "y por lo tanto no puede ser tratado como una mercancía".

No puede imaginar que como mercancía el pan puede alcanzar una mayor producción y un mejor precio, por lo que dará un mayor ingreso al panadero y será más barato para el pobre.

El Papa se ha pronunciado repetidamente contra el mercado libre. En la exhortación apostólica Evangelii gaudium ("La alegría del Evangelio") del 26 de noviembre de 2013, cuestiona la libertad de mercado porque dice que ésta no puede generar mayor equidad o inclusión social.

Afirma también que la desigualdad "proviene de ideologías que defienden la autonomía absoluta de los mercados y la especulación financiera. De ahí que nieguen el derecho de control de los Estados, encargados de velar por el bien común".

En la encíclica Laudato si ("Loado seas") del 18 de junio de 2015, vuelve al ataque y rechaza que el agua pueda ser una mercancía porque debe ser "un derecho humano básico, fundamental y universal".

Tanto en Evangelii gaudium como en Laudato si afirma: "Cualquier cosa que sea frágil, como el medio ambiente, queda indefensa ante los intereses del mercado divinizado...

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